miércoles, 8 de abril de 2015

Un misionero: “Bangladesh necesita la resurrección”

Dacca, BANGLADESH (Agencia Fides, 08/04/2015) – “En Bangladesh hay una gran necesidad y deseo de resurrección. La gente percibe que la liberación política, obtenida en 1971, sigue sin completarse del todo en el campo espiritual. La necesaria reconciliación aún no ha encontrado su camino. También la política, demasiado enferma, podría ser un reflejo de los males espirituales”: lo dice el padre Silvano Garello, misionero Javeriano desde hace 40 años en Dhaka. 

El misionero explica: “Todos los pueblos tienen que lidiar con sus propios deseos. Pero hay que admitir que la misma aspiración legítima al bienestar económico puede convertirse en una gran balanza de las necesidades reales del corazón. El Occidente cristiano parece preso de la duda de haber sido engañado por el Cristo Redentor del hombre y, por tanto, encuentra cada vez más dificultad en releer el camino de su propia historia. Hasta ahora, se ha tratado de poner la causa de nuestros males en la depresión económica. Esto demuestra ser una escapatoria evidente”. 

“Pensando en Bangladesh - continúa el p. Garello – que una vez se consideraba un país con el mayor número de gente feliz, me hace pensar en un hecho: la forma en la que los cristianos celebran la Pascua de Resurrección ¿afecta sobre el pleno significado de la vida? La fuerza del cristianismo en este país predominantemente musulmán ciertamente no está en el número, sino en su capacidad de proponer al Niño de Belén, al carpintero de Nazaret, al crucificado del calvario y al Cristo resucitado. En todas estas situaciones, estamos seguros de que nuestro Dios, que se hizo Emmanuel, Dios-con-nosotros, no ha jugado a hacer el hombre”. 

En el mensaje enviado a la Agencia Fides, el p. Garello concluye: “El gran peligro siempre es el mismo: que el realismo de la Encarnación se convierte en un cuento de hadas. Incluso aquí, en Bangladesh, entre los hoteles y las fiestas de los pueblos, se abre camino la figura de Santa Claus. Y así, la vida cotidiana no encuentra espacio en nuestros cantos. Nos refugiamos en la emotividad del rito. ¿Dónde encontrar la sonrisa de los testigos del Resucitado? No es que sea fácil ser cristiano en Bangladesh. La devoción, a veces un poco emocional, no está libre de la tentación de creer que se nace cristiano. Sólo un catecúmeno de re-evangelización, que toma en la mano toda la vida, nos puede salvar de ser insignificantes”.