''Hermanos
que venimos de los cuatro puntos cardinales convocados por Pedro,
movidos por el amor al Señor Jesús y a la Madre Iglesia – ha dicho -. San
Pablo nos ha invitado precisamente a la alegría. Esa alegría del
Evangelio que el Papa FRANCISCO proclama incansablemente por todo el
mundo. Pero como él mismo nos ha dicho: “El gran riesgo del mundo
actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza
individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda
enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. A veces
nos entristece escuchar como el mundo ha enfocado este Sínodo pensando
que venimos como dos bandos opuestos a defender posiciones
irreductibles. Por eso “Con Jesucristo siempre nace y renace la
alegría”.
''Anímense
-ha proseguido- No somos una Iglesia en vía de extinción ni mucho
menos. La familia tampoco, aunque está amenazada y combatida. Tampoco
venimos a llorar ni a lamentarnos por las dificultades. Ya el Salmo 26
nos dice: “Sé valiente, ten ánimo. Espera en el Señor” .Tengan un mismo
sentir: Todos buscamos la unanimidad que viene del diálogo, no de las
ideas defendidas a ultranza. San Pablo nos recuerda: “Tengan los mismos
sentimientos de Cristo” Vivan en paz : Y como nos dice Evangelii
Gaudium: El diálogo es la contribución a la paz, porque la Iglesia
proclama “el evangelio de la paz” . Al anunciar a Jesucristo, que es la
paz en persona la Madre Iglesia nos anima a ser instrumento de
pacificación y testimonio creíble de una vida reconciliada. Es hora de
saber cómo diseñar en una cultura que privilegie el diálogo como forma
de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos. No necesitamos un
proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o
testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo''.
''Por
eso queremos comenzar el Sínodo en paz -finalizó- No es la paz del
mundo, hecha de componendas y compromisos que tantas veces no se
cumplen. Es la paz de Cristo, la paz con nosotros mismos.Y la conclusión
es evidente: “El Dios de la caridad y la paz estará con Ustedes” Por
eso podemos decirle: “Quédate con nosotros Señor” No precisamente porque
el día está terminando, sino porque está comenzando. Un nuevo día para
las familias del mundo, creyentes o no creyentes, familias cansadas de
las incertidumbres y dudas sembradas por diversas ideologías, como las
de la deconstrucción, contradicciones culturales y sociales, fragilidad y
soledad entre otras. Quédate con nosotros Señor para que este Sínodo
produzca un camino de alegría y esperanza para todas las familias''.
El
Santo Padre FRANCISCO tomó entonces la palabra para introducir los trabajos de la
primera jornada, explicando que ''el Sínodo no es un convenio o un
parlatorio, un parlamento o un senado donde uno se pone de acuerdo''.
''El Sínodo es -recalcó- una expresión eclesial, es decir, es la Iglesia
que camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el
corazón de Dios, es la Iglesia que se interroga sobre su fidelidad al
depósito de la fe, que para ella no representa un museo que contemplar y
tampoco solamente que salvaguardar, sino una fuente viva de la que la
Iglesia bebe para iluminar el depósito de la vida''.
El
Sínodo es además ''un espacio protegido donde la Iglesia experimenta la
acción del Espíritu Santo. En el Sínodo el Espíritu habla por la lengua
de todas las personas que se dejan guiar por el Dios que sorprende
siempre, por el Dios que revela a los pequeños lo que esconde a los
sabios y a los inteligentes, el Dios que ha creado la ley y el sábado
para el hombre y no viceversa, el Dios que deja las noventa y nueve
ovejas para buscar a la única oveja perdida, el Dios que es siempre más
grande que nuestra lógica y nuestros cálculos. No obstante, recordemos,
que el Sínodo será un espacio de la acción del Espíritu Santo solo si
nosotros, los participantes, nos revestimos de coraje apostólico,
humildad evangélica y oración confiada''.
''El
coraje apostólico que no se asusta ni por las seducciones del mundo,
que tienden a apagar en el corazón de los seres humanos las luces de la
verdad sustituyéndolas con luces pequeñas y ocasionales, y tampoco por
el endurecimiento de algunos corazones que -a pesar de las buenas
intenciones- alejan a las personas de Dios'', subrayó el Pontífice.
''La
humildad evangélica que sabe vaciarse de las convicciones y prejuicios
propios para escuchar a los hermanos obispos y llenarse de Dios. La
humildad que lleva a no señalar con el dedo a los demás para juzgarlos,
sino a tenderles la mano para levantarlos sin sentirse nunca superiores a
ellos''.
''La
oración confiada que es la acción del corazón cuando se abre a Dios,
cuando hacemos que se callen todos nuestros humores para escuchar la voz
suave de Dios que habla en el silencio. Sin escuchar a Dios todas
nuestras palabras serán solamente 'palabras' que ni sacian ni sirven.
Sin dejarnos guiar por el Espíritu Santo todas nuestras decisiones serán
solo 'decoraciones' que en vez de exaltar el Evangelio lo tapan y lo
esconden''.
''Queridos
hermanos -concluyó FRANCISCO- Como ya he dicho, el Sínodo no es un
parlamento donde para llegar a un consenso o a un acuerdo común se
recurre a la negociación, al pacto o a los compromisos; el único método
del Sínodo es abrirse al Espíritu Santo con coraje apostólico, con
humildad evangélica con oración confiada para que El nos guíe, nos
ilumine y ponga ante nuestros ojos no nuestros pareceres personales,
sino la fe en Dios, la fidelidad al magisterio, el bien de la Iglesia y
la salud de las almas''.
Después
intervino el Presidente delegado, el Cardenal Arzobispo de París André
Vingt-Trois que refirió cómo la decisión del Pontífice de convocar dos
sesiones del Sínodo de los Obispos sobre la misión de la familia en el
mundo contemporáneo había sido fructífera y el episcopado ha sido
testigo de ello ya que las iglesias particulares se han esforzado en dar
una aportación al trabajo común respondiendo al cuestionario que debía
dar forma al Instrumentum Laboris. ''Nuestro sínodo -afirmó- lo lleva
adelante la Iglesia''. El purpurado habló también del Motu Proprio Mitis
Iudex Dominus Jesus con el cual el Santo Padre reforma los
procedimientos canónicos relativos a la validez sacramental de los
matrimonios que representa una indicación preciosa sobre el espíritu con
que se abordará esta fase de trabajo sinodal. ''Sin poner en tela de
juicio la tradición sacramental de nuestra Iglesia, ni su doctrina sobre
la indisolubilidad del matrimonio nos habéis invitado a compartir
nuestras experiencias pastorales -dijo- y a ponernos en marcha por los
caminos de la misericordia a los que el Señor invita a todos los que lo
desean y que pueden, a entrar en un territorio de conversión de cara al
perdón''.
A
continuación el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del
Sínodo, explicó cuales eran las modalidades de esta asamblea
extraordinaria, desde el tiempo a disposición para la intervención de
los Padres en el aula, hasta el mayor espacio concedido a los Círculos
Menores donde el debate será más intenso, al igual que la importancia
concedida a las intervenciones de los cónyuges y las relaciones de los
participantes en el Sínodo con los medios de comunicación.
Por
ultimo, el Relator General, el Cardenal Arzobispo de
Ezstergom-Budapest, Peter Erdö, ilustró la primera parte del
Instrumentum Laboris que abarca la escucha de los retos sobre la
familia, colocándolos en el contexto socio-cultural contemporáneo y sus
cambios antropológicos, caracterizados entre otras cosas por una ''fuga
de las instituciones'', que conlleva una inestabilidad institucional y
un predominio del individualismo y el subjetivismo. Habló después del
discernimiento de la vocación familiar, de la pedagogía divina de la
familia y de la indisolubilidad como don y tarea, recordando a la
familia en el magisterio de la Iglesia y su dimensión misionera, así
como a las familias ''heridas'' situándolas en el ámbito de la
misericordia y la verdad revelada. El cardenal tocó el tema de la
dimensión evangelizadora de la familia y del acompañamiento eclesial de
los núcleos familiares y no olvidó el argumento de la responsabilidad
generativa ni los retos de la educación.
''Escuchando
la Palabra de Dios -finalizó- nuestra respuesta debe manifestar la
atención sincera y fraterna a las necesidades de nuestros contemporáneos
para transmitirles la verdad liberadora y ser testigos de la
misericordia más grande. Para hacer frente a los retos de la familia
hoy, la Iglesia también debe convertirse y hacerse más viva, más
personal, más comunitaria comprendido el ámbito parroquial y de las
pequeñas comunidades. Parece que ese despertar comunitario esté ya
sucediendo en muchas partes. Para que sea más general y cada vez más
profundo pidamos la luz del Espíritu Santo para que nos indique también
que pasos concretos hay que dar. Así, ''La vocación y la misión de la
familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo'', tema del presente
Sínodo, se presenta bajo una luz serena y concreta que nos hace crecer
en la esperanza y en la confianza en la misericordia de Dios. Esa
misericordia a la que el Papa ha querido dedicar un Jubileo
extraordinario. Demos gracias al Santo Padre por esta elección de
esperanza y confiamos nuestros trabajos a la Sagrada Familia de
Nazaret''.