CIUDAD DEL VATICANO, 6 febrero 2016 (VIS).- ''Era un servidor de la
misericordia. Lo fue a tiempo completo, practicando, a veces hasta el
agotamiento, ''el apostolado de la escucha''. Se convirtió, a través del
ministerio de la Confesión, en una caricia viviente del Padre, que cura
las heridas del pecado y conforta el corazón con la paz. San Pío nunca
se cansó de acoger a las personas y escucharlas, de derrochar tiempo y
fuerzas para difundir el aroma de perdón del Señor. Podía hacerlo porque
siempre estaba unido a la fuente: continuamente apagaba su sed con
Jesús Crucificado, y así se convirtió en un canal de misericordia''. Son
las palabras con que el Papa FRANCISCO ha definido esta mañana al Santo
de Pietrelcina en la Audiencia Jubilar en la plaza de San Pedro ante
los grupos de oración de Padre Pío, los trabajadores de la Casa Alivio
del Sufrimiento y los fieles de la arquidiócesis de
Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo (Italia). Ayer por la tarde, en
procesión, llegaron a la Basílica de San Pedro las reliquias de San Pío y San Leopoldo Mandic que estarán en el Vaticano hasta el jueves 11 de
febrero.
FRANCISCO calificó la plegaria como ''verdadera misión'', y recordó que el santo definía a los grupos de oración como ''viveros de fe y brotes de amor''. ''Padre
Pio decía que la oración es una fuerza que mueve el mundo que difunde
la sonrisa y la bendición de Dios en cada desfallecimiento y
debilidad'', ha dicho el Papa, explicando que la oración no es una
buena práctica para dar un poco de tranquilidad al corazón y ni siquiera
el medio devoto para obtener de Dios lo que nos sirva. ''Si fuera así
-subrayó- estaría motivada por
un sutil egoísmo. La oración, al contrario , es obra de misericordia
espiritual, que quiere llevar todo al corazón de Dios. Es un don de fe y
de amor, una intercesión tan necesaria como el pan. En una palabra,
significa confiar: confiar la Iglesia, la gente y las situaciones al
Padre, para que él las cuide. Por esto la oración, como amaba decir
Padre Pío, es la mejor arma que tenemos, una llave que abre el corazón
de Dios''.
El Papa dio las gracias a los grupos de
oración por su tarea, animándoles a ser ''centrales de misericordia'' y
recordó que Padre Pío quería que la Casa Alivio del Sufrimiento fuera no
solamente un excelente hospital, sino ''un templo de la ciencia y la
oración''. A este respecto citó las palabras del Papa Emérito Benedicto
XVI: ''Los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención
sólo técnicamente correcta.
Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial''. Es muy importante
curar la enfermedad, pero sobre todo, preocuparse por el enfermo. Puede
suceder que mientras se medican las heridas del cuerpo, empeoren las
heridas del alma, que son más lentas y con frecuencia más difíciles de
curar. Sólo la proximidad y la oración pueden ayudar a curarlas. Incluso
los moribundos, a veces, aparentemente inconscientes, participan en la
oración realizada con fe cerca de ellos, y se encomiendan a Dios, a su
misericordia''.
Antes de finalizar, FRANCISCO se dirigió así a los
fieles de la Arquidiócesis de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo:
''Que cualquiera que vaya a vuestra hermosa tierra pueda encontrar en
vosotros un reflejo de la luz del cielo''.