Quito, ECUADOR (Agencia Fides,
16/05/2016) – Un mes después del terremoto que ha aislado la
zona costera del norte de Ecuador, 120 mil niños necesitan con urgencia
espacios seguros donde poder asistir a clase. El terremoto del 16 de
abril ha causado la muerte de 660 personas, ha destruido los sistemas
hídricos y dañado 33 centros de salud, la mitad de los cuales no están
funcionando, al igual que 560 escuelas y alrededor de 10.000 edificios.
Hoy en el país se celebraran muchas ceremonias religiosas, algunos al
aire libre debido a que las iglesias han sido destruidas o dañadas en la
provincia de Manabí, la más afectadas por el terremoto, junto con la de
Esmeraldas.
Actualmente el 75% de los niños han vuelto a la escuela y más de 30 mil
personas están alojadas en refugios oficiales donde reciben asistencia
básica, así como apoyo psicológico y médico. “En una región en la que 1
de cada 5 niños sufre de diarrea crónica y de desnutrición, es esencial
darles las herramientas básicas para su supervivencia y crecimiento”, ha
declarado el Representante de UNICEF en Ecuador. El devastador
terremoto ha dejado a 7600 familias sin hogar obligados a vivir en
alojamientos temporales, y acampados en tiendas de campaña donadas por
países amigos y por las organizaciones internacionales.