Sucre, BOLIVIA (Agencia Fides, 18/10/2021) – La ministra de la Presidencia del gobierno
boliviano, María Nela Prada, ha anunciado que el gobierno ha decidido
retirar el proyecto de ley contra la legitimación de ganancias ilícitas,
para evitar enfrentamientos entre bolivianos y la desestabilización del
país por parte de ciertos grupos que se basan en campañas de
desinformación.
El presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Mons. Ricardo
Centellas, el arzobispo de Sucre, se ha congratulado de la decisión del
gobierno y al mismo tiempo ha pedido que se redoblen los esfuerzos en el
camino hacia la paz entre los bolivianos y la solución de los problemas
más urgentes. “Cualquier ley que no sea consensuada tiende a generar
rechazo y malestar entre la población – ha comentado el Arzobispo en la
nota recibida en Fides -. Por eso es importante trabajar en leyes que
den prioridad al trabajo, buscando el bienestar de los más necesitados.
Si se priorizan las leyes que persiguen o consolidan el daño a otros
sectores, se tendrá este tipo de conflictos que sólo aumentan la
polarización del país. Ahora debemos trabajar para unificar los sectores
y trabajar por la paz en un país en el que la más mínima situación
puede desencadenar una espiral de conflicto y violencia. Ahí es donde no
queremos llegar”.
Ayer domingo 17 de octubre, abriendo la fase diocesana del proceso Sinodal, Mons. Ricardo Centellas ha subrayado la importancia de caminar juntos, de reflexionar y compartir como vivimos en comunión dentro de nuestra Iglesia y fuera de ella. “El trabajo que nos pide es compartir nuestra experiencia de comunión, de caminar como Iglesia de Vivir como el Señor nos ha mandado, la experiencia de vivir la misión que cada uno tiene en su grupo” ha dicho en la homilía.
Luego ha exhortado a participar ya que: “Nadie puede quedarse callado,
porque es un tiempo especial para que nos dejemos llevar por el Espíritu
Santo e iluminados por el Espíritu Santo compartamos lo que vivimos
como cristianos, con el carisma que tenemos. Pero también veamos los
desafíos más urgentes que la Iglesia tiene en este tiempo. Vivimos en
pandemia que ha movido muchos criterios personales y mundiales y como
Iglesia tenemos que responder a lo que necesita la gente de hoy,
nuestros pueblos y sin olvidarnos lo que nos dice Jesús, que nos
acerquemos a los más necesitados, a los pobres”.