Kinshasa REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides 15/03/2021) – “La inseguridad debida a los robos en las
carreteras y el desmoronamiento de la red de carreteras en toda la
provincia dificulta la circulación de personas y mercancías, acentuando
el deterioro del tejido económico”, dicen los obispos de la Asamblea
Episcopal Provincial de Kisangani (ASSEPKIS) en un comunicado publicado
al final de su Plenaria.
Kisangani es la capital de la provincia de Tshopo, en el centro norte de
la República Democrática del Congo, mientras que la ASSEPKIS tiene 9
diócesis (Bondo, Bunia, Buta, Dungu-Doruma, Isangi, Isiro-Niangara,
Kisangani, Mahagi-Nioka y Wamba), algunas de las cuales pertenecen a
otras tres provincias vecinas. En el mensaje, los obispos expresan su
preocupación por el deterioro “de día en día de la situación
socioeconómica de las poblaciones de las cuatro provincias
administrativas por el déficit de una administración que se preocupa
poco por las condiciones de vida de las poblaciones”.
El mensaje también denuncia “la falta de control sobre los movimientos
migratorios (internos y externos) en nuestros territorios, así como la
falta de una política de acogida e integración para los centroafricanos,
sursudaneses y otros refugiados, que a menudo es causa de sufrimiento
para las poblaciones locales, porque estos grupos de migrantes parecen
estar protegidos por algunas autoridades nacionales y provinciales”.
Las deficiencias de la política y la administración del Estado también
agravan los conflictos entre poblaciones locales: “Las disfunciones de
los servicios esenciales acentúan algunos conflictos entre poblaciones,
en particular los conflictos territoriales que son cada vez más
recurrentes entre algunas etnias en nuestras provincias administrativas,
lo que en cierto modo demuestra la impotencia y debilidad del estado”.
Para hacer frente a estos problemas, ASSEPKIS hace un llamado a las
autoridades para que “se comprometan a poner fin al fenómeno de los
grupos armados y garanticen la seguridad de las personas y sus bienes”,
además de “trabajar para mejorar la situación socioeconómica de la
población manteniendo las carreteras seguras y asegurando la navegación
fluvial por el bien de nuestra gente”.
Los obispos animan a los agentes pastorales a “ser verdaderos testigos
de misericordia y reconciliación; y a no desanimarse en su misión
evangelizadora, a pesar de las dificultades y pruebas que afrontan en
algunas regiones, reavivando la esperanza de los fieles en este momento
de crisis y exhortando a que no escuchen ni sigan a los que predican el
odio”.