Este es el Discurso que el Santo Padre ha dirijido a los presentes:
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA DELEGACIÓN ECUMÉNICA DE LA IGLESIA LUTERANA DE FINLANDIA
A LA DELEGACIÓN ECUMÉNICA DE LA IGLESIA LUTERANA DE FINLANDIA
Sábado, 19 de enero de 2019
Con alegría les doy la bienvenida. Desde hace varios decenios realizan vuestro peregrinaje ecuménico a Roma en ocasión de la fiesta de San Enrique permite nuestro encuntro fraterno y contribuye a la promoción de la unidad de los cristianos.
El común empeño en favor del ecumenismo es una exigencia esenciale de la fe que profesamos, un requisito que nace de nuestra misma identidad de discípulos de Jesús. Y como discípulos, mientras sigamos al mismo Señor, comprendemos siempre de más que el ecumenismo es un camino, un camino que, como han constantemente enfatizado varios Pontífices desde el Concilio Vaticano II y posteriormente, es irreversible. Esta no es una forma opcional. La unidad entre nosotros crece a lo largo de este camino: por lo tanto vuestra peregrinación anual a Roma esun signo particularmente elocuente, de cuanto se los agradezco. Esto nos invita a recorrer juntos el camino de la unidad que, en la gracia del Espíritu Santo, nos lleva juntos a Cristo nuestro Señor como hijos amados del Padre y, por lo tanto, como hermanos y hermanas entre nosostros. Estoy agradecido con el Obispo luterano de Kuopio, por las amables palabras y las preciosas oraciones, también por haber llamado nuestra atención sobre el hecho que tenemos sobretodo un servicio de caridad y un testimonio de fe común que ejercer. Están fundados en el Bautismo, en nuestro ser cristianos: ¡esto es el centro! Realmente, como nos ha recordado, de varias clasificaciones sociológicas, que a menudo vienen atribuidas con superficialidad a los cristianos, son aspectos secundarios o inútiles. Cuando oramos juntos, cuando juntos anunciamos el Evangelio y servimos a los pobres y a los necesitados, nos encontramos en el camino y el camino mismo progresa hacia la meta de la visible unidad.
Incluso las preguntas teológicas y eclesiológicas que ahora nos distancian si podemos resolver solo en el curso de este camino común – no se resolverán si nos quedamos quietos –, sin forzar la mano y sin prever como y cuando sucederán. Pero podemos estar ciertos que, si somos dóciles, el Espíritu Santo nos guiará en formas inimaginables. Mientras tanto estamos llamados a hacer todo lo que podemos en favor del encuntro y para resolver en la caridad conceptos erróneos, hostilidad y prejuicios que por sigles han viciado nuestras relaciones. En el camino hacia el consenso teológico ha contribuido a la reciente Declaración de la Comisión de diálogo luterano-católico de Finlandia sobre la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, intitulada Comunión en Growth. Va seguido al diálogo, llevando adelante lo que comenzó.
No estamos solos en el camino. Somos testigos comunes que como San Enrique , nos precedieron en el camino. Por lo tanto es verdaderamente cierto – gracias por habernos recordado también esto – que la Tradición no es un dilema, sino un don. Tradición se refiere al verbo latino tradere, que significa entregar. La Tradición no es de hecho cualquier cosa de las cuales nos apropiamos para distinguirnos, sino una consigna que nos ha sido encomendada para enriquecernos mutuamente. Siempre estamos llamados a regresar a la consigna original, de donde fluye el río de la Tradición: y al costado abierto de Cristo sobre la cruz. Él ha dado todo de sí mismo, entregando también su Espírito (cfr Gv 19,30.34). De allí vino nuestra vida de creyentes, allí está nuestra regeneración perenne. Allí encontramos la fuerza de llevar los pesos y las cruces de unos a otros. Precedidos y apoyados por cuantos han dado la vida por amor del Señor y de los hermanos, estamos llamados a no cansarnos en el camino.
Cada años, los cristianos en el mundo nos dan un apuntamiento particulare para pdir al Señor una mayor unidad. Es la Semana de Oración por la unidad de los cristianos, que este año está centrada en el versículo bíblico “Tratemos de ser verdaderamente justos” (cfr Dt 16,18-20). Y al plural que nos recuerda que no se puede trabajar por la justicia en soledad: la justicia para todos se pide y se busca juntos. En un mundo lacerado por guerras, odio, nacionalismos y divisiones, la oración y el compromiso comunes para una mayor justicia no son pospuestas. Son omisiones que no podemos permitirnos. Confío que nuestro testimonio común de oración y de fe dará fruto y que vuestra visita reforzará la ya sólida colaboración entre luteranos, ortodoxos y católicos en Finlandia. Por esto y por cada uno de vosotros invoco la abundante gracia de Dios, pidiéndoles continuar la oración por mí. Gracias.
[Traducción del original italiano: http://catolicidad.blogspot.mx]
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana