Loikaw, MYANMAR (Agencia Fides, 28/05/2021) - Continúan los intensos combates en el estado de
Kayah, en el este de Myanmar, entre el ejército regular birmano
(Tatmadaw), que sigue bombardeando ciudades y aldeas, y las Fuerzas
Populares de Defensa, nacidas espontáneamente para resistir la represión
militar. La violencia ha creado más de 50 mil desplazados internos en
el estado, todos ellos civiles indefensos, según han confirmado fuentes
de la Agencia Fides, agravando la emergencia humanitaria. La situación
en la ciudad de Demoso es especialmente crítica. Los desplazados
internos, un gran número de cristianos -dado que la fe en Cristo es
profesada por un tercio de la población- se refugian en iglesias,
salones parroquiales, escuelas e institutos católicos. La Iglesia se
compromete a proporcionar refugio y sustento. Según ha sabido la Agencia
Fides, entre los desplazados había dos jóvenes católicos de 18 años,
Alfred Ludo y Patrick Bo Reh, que en Demoso (en la diócesis de Loikaw)
estaban disponibles para llevar alimentos y ayuda humanitaria a los
desplazados. En uno de sus viajes entre la Iglesia de San José - ayer
alcanzada y dañada por el fuego de mortero, como la Iglesia del Sagrado
Corazón en los días anteriores y ayer 27 de
mayo, Alfred y Patrick fueron alcanzados y asesinados por balas
disparadas por francotiradores. La comunidad católica local está triste y
de luto por la pérdida de ambos, definidos como “mártires y héroes que
dieron su vida para ayudar al prójimo, como Cristo Jesús”. El funeral de
los dos jóvenes se celebrará hoy en la iglesia de San José.
Como ellos, miles de jóvenes han elegido desde el 1 de febrero la vía de la protesta no violenta contra la junta militar que tomó el poder mediante un golpe de Estado. Los jóvenes birmanos están pagando un precio muy alto en términos de vidas: según los últimos datos de las organizaciones locales, más de 70 adolescentes (menores de 18 años), han sido asesinados en cuatro meses por el ejército en toda Birmania, mientras que más de 700 víctimas son jóvenes mayores de 18 años; entre ellos unos 20, según fuentes locales de Fides, pertenecían a la comunidad católica. Además, más de un millar de jóvenes birmanos han sido detenidos y se encuentran en prisión, sin acceso a abogados ni a sus familias. Los jóvenes son temidos por la Junta debido a su apego a los ideales democráticos y a los derechos humanos, por lo que el ejército ha desplegado francotiradores para intimidarlos y detener su acción.
Pero en cambio, se está obteniendo “el efecto contrario de aumentar su
determinación y alimentar su libertad, la justicia, la democracia”,
señala a Fides Philip Aung Nge, sacerdote católico en Kayah.
Actualmente, las Fuerzas Populares de Defensa se están organizando en
todo el país para llevar a cabo una resistencia armada a la represión
llevada a cabo por el Tatmadaw. El objetivo de las Fuerzas de Defensa
del Pueblo es proteger a los civiles como acto de autodefensa.