Alepo, SIRIA (Agencia Fides, 28/05/2021) - Mientras la Unión Europea prolonga las sanciones
económicas contra la República Árabe de Siria durante un año, los
líderes políticos y los medios de comunicación occidentales tachan de
"farsa" el esperado triunfo de Bashar al Assad en las elecciones
presidenciales sirias celebradas el miércoles 26 de mayo. Mientras que
para Joseph Tobji, arzobispo maronita de Alepo, "el pueblo sirio tiene
ahora como primer problema el de sobrevivir al hambre, causado también
por las sanciones", y la estrategia internacional que impone sanciones
económicas para debilitar el poder sirio parece totalmente desacertada.
"Los que imponen sanciones", subraya el arzobispo maronita en una
conversación con la Agencia Fides, "están fuera de Siria. Y la lógica de
las sanciones es matar de hambre al pueblo pensando en disminuir el
consenso político a las autoridades y hacer caer al gobierno. Yo, como
pastor, veo que el pueblo sufre la pobreza, y no me parece que la
prioridad sea hablar de democracia”.
Tal y como se esperaba, en las elecciones del miércoles Bashar al Assad
fue confirmado plebiscitariamente para prolongar su mandato
presidencial, al obtener el 95,1% de los votos emitidos. Los dos
aspirantes obtuvieron un 1,5% y un 3,3%. Según el comunicado oficial de
la Presidencia del Parlamento, más de 14 millones de votantes de los 18
millones de ciudadanos sirios inscritos en el censo electoral
participaron en la votación. Cifras que ningún organismo independiente
ha podido verificar. En las anteriores elecciones de 2014, celebradas en
medio del conflicto que desgarra Siria desde hace 10 años, Assad había
obtenido el 88% de los votos.
Ya en 2015, la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU estipuló que las próximas elecciones sirias debían celebrarse bajo el control de la comunidad internacional, tras las negociaciones entre el gobierno y los grupos de la oposición, para garantizar que los millones de sirios expatriados durante el conflicto también participaran en la votación. El gobierno dirigido por Assad optó por la vía de convocar las elecciones de todos modos, alegando que las negociaciones con los grupos de la oposición deseadas por los organismos internacionales estaban estancadas, y que no podía esperar a su conclusión para fijar la fecha de las elecciones. Ahora el resultado de las elecciones es presentado por los órganos oficiales del gobierno de Damasco como una legitimación popular más de Assad como único actor político capaz de gestionar la reconstrucción del país devastado por la guerra, mientras que los líderes políticos y las instituciones de los países occidentales siguen tachando las elecciones de no creíbles e ilegítimas. Joseph Tobji, desde Alepo, informa que no ha tenido la impresión de un abstencionismo generalizado por parte de la población siria: “Se ha podido ver mucha gente frente a los colegios electorales, con momentos de agregación y celebración en las calles y plazas, en los que no sólo han participado militantes cercanos al gobierno. Seguramente una parte de los potenciales votantes no ha ido a votar, pero el crecimiento del abstencionismo en las elecciones me parece un fenómeno global, que crece en muchos países con diferentes modelos políticos”. En conversación con la Agencia Fides, el arzobispo maronita ofrece otras consideraciones, para nada descontadas, sobre el momento que vive la población siria. Entre otras cosas, reconoce que no todos los sirios sufren de la misma manera, y que la devastadora crisis económica va acompañada de un impresionante aumento de los niveles de corrupción, que quita valiosos recursos a la comunidad: "Es un problema que hunde sus raíces en nuestra historia", admite Tobji, y que ha aumentado a causa de la guerra. Las sanciones también contribuyen a su manera a este fenómeno. Los que tienen dinero e influencia se aprovechan de ello. Es como un círculo vicioso: la corrupción alimenta la pobreza, y la pobreza alimenta la corrupción, que roba los pocos recursos que quedan. Se están haciendo leyes para frenar la corrupción, pero no es un problema que pueda resolverse en poco tiempo". El arzobispo maronita espera que, en cualquier caso, tras las elecciones se abra una temporada útil para hacer frente a las emergencias nacionales, confiando en que considera “milagrosa" la baja prevalencia de las infecciones por Covid-19 entre la población siria, dada la escasa difusión de dispositivos médicos elementales, empezando por las mascarillas. En el último año y medio, el cierre de las fronteras debido a la pandemia también ha bloqueado el éxodo de los cristianos sirios a otros países. Un fenómeno - relata con tono apenado el obispo Tobji - que en los años marcados por las fases más virulentas del conflicto ha tenido un fuerte impacto en algunas comunidades cristianas indígenas, reduciendo su número hasta en dos tercios...