Kampala, UGANDA (Agencia Fides 29/09/2021) – “Que nuestro deseo de una economía terrenal no
sea a expensas de la economía espiritual”, ha declarado James Kakura
James, seminarista ugandés, hablando sobre la reapertura de los lugares
públicos y la permanencia del cierre de los lugares de culto en el país
por la emergencia Covid-19.
“Las iglesias y las mezquitas han dado vida a la economía actual de
Uganda”, dice la nota recibida por la Agencia Fides. “Hay muchos que se
preguntan si los lugares de culto se consideran más vulnerables a la
propagación del virus que los transportes públicos y los mercados, pero
para nosotros, que conocemos el significado y el poder de la comunión,
la oración en común y las reuniones de la iglesia, esta teoría no se
sostiene - explica el seminarista -. Otros lugares se están reabriendo,
no porque sean más seguros, sino porque se consideran indispensables
para el futuro de la economía del país”.
Kakura explica que fueron los misioneros europeos, entre ellos los
Padres Blancos, la Sociedad Misionera de San José de Mill Hill y los
Misioneros Combonianos, quienes introdujeron la educación formal en
Uganda a finales del siglo XIX. “No podemos olvidar la enorme
contribución que la iglesia de Uganda ha hecho a la economía desde la
llegada de los lugares de culto al país”.
«La educación formal fue iniciada por las confesiones religiosas para
erradicar la ignorancia de la sociedad», reiteraron los obispos de
Uganda en 1997. “Los misioneros fueron pioneros en la educación de los
hijos de los dirigentes que luego se convirtieron en gestores al frente
de la economía del país. Los mismos misioneros siguieron construyendo
escuelas, hospitales y carreteras. Y por su parte - insiste el
seminarista ugandés -, fueron los comerciantes musulmanes los que
establecieron el comercio en Uganda y a ellos les debemos también
nuestra economía”.
El papel fundamental de la Iglesia es la evangelización y la
santificación del pueblo, y no hay que olvidar el papel de la religión
en la formación de las conciencias. “Un pueblo ya santificado por la
acción de la iglesia se convierte en un instrumento de paz y amor, en un
factor central de crecimiento económico constante. Cualquier gobierno
que quiera hacer crecer la economía debe primero santificar y formar la
conciencia y la moral de su pueblo. Esto sólo puede hacerse a través de
los sacramentos, que nunca pueden recibirse virtualmente”, explica
Kakura. “¿Cómo se puede pensar en recibir la santificación que viene por
el Bautismo, la celebración de la Eucaristía, la Penitencia o la Unción
en la radio o la televisión? ¿Se puede transmitir la recepción de la
Eucaristía por televisión? ¿Todo el mundo tiene radio, televisión o
YouTube?” concluye el joven seminarista.