Santa Cruz, BOLIVIA (Agencia Fides, 27/09/2021) - “Es necesario cambiar nuestra mentalidad y
adoptar una espiritualidad ecológica, para detener la explotación
irracional de los recursos naturales no renovables, la deforestación
salvaje, los incendios forestales, incluso de reservas y parques
nacionales. Pero también es urgente adoptar un estilo de vida austero,
"con gestos concretos y cotidianos, evitando el derroche de agua, no
tirando basura en la calle y muchos otros actos que dañan la
naturaleza", dijo en la homilía de ayer domingo 26 de septiembre en la
Catedral el arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti .
Luego el prelado exhortó: "Debemos pedir al Señor perdón por los pecados
contra la creación y que, en su gran amor, nos ayude a cumplir con
todas nuestras fuerzas este compromiso común, vital e inalienable".
Luego agregó: “Es necesario intervenir para sanar las graves heridas de
la naturaleza. Nuestro país también está gravemente afectado por este
problema, como los hermanos y hermanas indígenas que se encuentran en
las puertas de la Catedral y los que aún están en camino".
De hecho, mientras el Arzobispo celebraba la Misa en la Catedral, en el
atrio había un nutrido grupo de bolivianos, miembros de los pueblos
originarios, que habían marchado durante 15 días para llegar a la ciudad
de Santa Cruz. Otro grupo había salido antes, el 24 de agosto, de la
ciudad de Trinidad (Beni). Esta Gran Marcha Indígena que convoca
Oriente, el Chaco y la Amazonía boliviana, tiene como objetivo
manifestarse frente a las instituciones para reclamar la protección de
su territorio, porque estos pueblos sufren una constante violación de
sus derechos a pesar de la existencia de leyes que los protegen. . El 15
de agosto de hace 31 años se llevó a cabo la famosa "Gran Marcha", una
movilización histórica de los pueblos originarios de Bolivia, quienes
lograron que sus reclamos se plasmen en la Constitución boliviana.
Durante estos 31 años, la Iglesia Católica ha acogido y apoyado a los pueblos indígenas a través de familias, comunidades y parroquias, ofreciéndoles el apoyo que necesitan para seguir viviendo. Los pueblos originarios también son las principales víctimas de la destrucción de la naturaleza, también por eso la Iglesia llama a Proteger la tierra. Sin embargo, en los últimos 10 años se han producido incendios en 58 territorios indígenas. Como siempre ha afirmado la Iglesia, la protección de la tierra en Bolivia es una cuestión que tiene un fundamento espiritual.
Al final de la homilía, Mons. Gualberti recordó la celebración del Día
Mundial del Migrantes y Refugiados: "Los migrantes y refugiados son
víctimas de la codicia y la ambición humana, las guerras y los desastres
naturales obligan a pueblos enteros a migrar para salvar sus vidas",
dijo el Arzobispo. "Esto es un problema de todos, incluyéndonos a
nosotros. En nuestro mundo, de hecho, cada vez más refugiados y
migrantes están sufriendo la tragedia de tener que dejar su tierra, su
hogar y sus trabajos en busca de subsistencia", concluyó.