CIUDAD DEL VATICANO (https://press.vatican.va - 29 de septiembre de 2021).- Discurso de S.E. Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las
Relaciones con los Estados, con motivo de la Reunión Plenaria de Alto
Nivel de las Naciones Unidas para conmemorar y promover el Día
Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, el 26 de
septiembre:
Discurso de S.E. Mons. Paul Richard Gallagher
Señor Presidente,
La conmemoración hoy del Día Internacional para la Eliminación Total de
las Armas Nucleares es una ocasión para hacer notar al mundo, y en
particular a los dirigentes de los Estados poseedores de armas
nucleares, la insistente demanda de la humanidad de que se eliminen las
armas nucleares y las numerosas promesas de este foro de liberar al
mundo de la amenaza de la guerra nuclear.
Hace cuatro años, 122 Estados miembros votaron para adoptar el Tratado
sobre la Prohibición de las Armas Nucleares. El pasado mes de enero ese
tratado entró en vigor. La Santa Sede está agradecida a los Estados que
han firmado y ratificado el Tratado, y anima a los Estados reticentes a
unirse a este importante acuerdo.
Señor Presidente,
Dos factores contribuyen a la perpetuación del status quo nuclear.
El primero es la política de disuasión, que impulsa la carrera
armamentista (1 )y genera un entorno tecnológico deshumanizado que
mantiene y agrava la desconfianza entre las naciones (2). Debemos hacer
nuestra la intuición del Papa Juan XXIII, de que “una paz internacional
verdadera y constante no puede apoyarse en el equilibrio de las fuerzas
militares, sino únicamente en la confianza recíproca "(3). La confianza
entre las naciones garantiza la verificación y la Santa Sede apoya
firmemente los a cuerdos de desarme verificables.
El segundo factor es el gasto exorbitante de unos pocos Estados en la
producción y despliegue de arsenales nucleares, que es una fuente de
creciente desigualdad tanto dentro de las naciones como entre ellas.
Ante una pandemia mundial de duración incierta y el agravamiento de los
efectos del cambio climático mundial, los Estados deben reducir los
gastos militares para responder a las necesidades humanitarias y a las
exigencias de nuestra casa común. En ese contexto, deseo renovar la
petición de la Santa Sede de que los gobiernos apliquen "el dinero que
se usa en armas y otros gastos militares, [a constituir] un Fondo
mundial para acabar de una vez con el hambre y para el desarrollo de los
países más pobres " (4). Insto en particular a aquellos Estados que se
benefician del paraguas nuclear a que contribuyan a recalibrar las
prioridades mundiales apoyando los esfuerzos de desarme nuclear en
virtud del artículo VI del Tratado de No Proliferación.
Señor Presidente,
Las primeras palabras de la Carta de las Naciones Unidas establecen un
fuerte compromiso para "preservar a las generaciones venideras del
flagelo de la guerra que... ha infligido a la Humanidad sufrimientos
indecibles". 5 Así pues, hace tiempo que la comunidad internacional
debería haber cumplido su determinación. Está en el corazón de la misión
de esta Organización y es el deseo largamente incumplido de la familia
humana. Ya es hora de que actuemos.
Gracias, señor Presidente.
___________________
1 Arzobispo Dominique Mamberti, Discurso a la Reunión plenaria de
alto nivel de la Asamblea General sobre el desarme nuclear, 26
septiembre 2013.
2 Papa FRANCISCO Fratelli Tutti n.258
3 Papa Juan XXIII Pacem in terris n.113
4 Papa FRANCISCO Fratelli Tutti, no. 262; Pablo VI, Populorum progressio 282