martes, 18 de diciembre de 2018

Conferencia de prensa para la presentación del Mensaje para la LII Jornada Mundial de la Paz

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 18 de diciembre de 218).- Esta mañana, a las 11:00 horas, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha habido una Conferencia de presentación del  Mensaje para la LII Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1° de enero de 2019 y cuyo tema es: La buena política está al servicio de la paz.



Han intervenido el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Reverendo Mons. Bruno Marie Duffé, Secretario del mismo dicasterio.



Publicamos a continuación ambas intervenciones.


Intervención del Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson


¡"Paz a esta casa"!, es el deseo de oración con el cual el Santo Padre saluda y da la bienvenida al mundo y a todos nosotros en el año nuevo 2019



Este deseo del Papa FRANCISCO para la familia humana al comienzo de este nuevo año, de acuerdo con su mensaje de Paz, se deriva de las palabras del mandato de Jesús a sus discípulos cuando los envió a predicar el Evangelio. Jesús les dijo: "Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros»" (Lc.10: 5-6).



Este saludo de paz con el que Jesús envió a sus discípulos al mundo se hace eco, a su vez, del saludo de paz con el que Dios envió a su Hijo al mundo. El eco del mensaje de paz con el que los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús en el mundo. Allí los ángeles dijeron a los pastores que estaban cuidando a sus ovejas: "Gloria a Dios en el cielo más alto, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad" (Lc 2:14).



La buena noticia de Jesús, ya sea de su nacimiento o de su venida al mundo, o de cuando sus discípulos viajan por el mundo para proclamarlo, siempre está acompañada por la paz y trae paz. Esto es lo que el Papa FRANCISCO, con su saludo de paz de Año Nuevo, nos recuerda a todos: Jesús es el don de paz de Dios / Padre, ¡y se ofrece dondequiera que se predique el Evangelio!



Confiada a los discípulos de Jesús, cuando son enviados  a proclamar a Jesús, la paz es un don que se ofrece gratuitamente a cada hogar y a las personas dentro de él que solamente deben disponerse a ella y cooperar con ella como hijos de paz. En este Mensaje de Paz, el Papa FRANCISCO identifica "la casa" que ofrece la paz de Cristo con nuestros hogares, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestros países y todas las personas dentro de ellos, así como la tierra / mundo, nuestra casa común. Entonces, es fácilmente comprensible que disponerse  para la paz y cooperar con ella, como hijos de la paz, significa que debemos hacer que la paz sea una realidad: debemos servir a la paz en todos los tipos de casa mencionados.

Tenemos una idea de paz, este anhelo del corazón humano: sabemos qué es, qué caracteriza su presencia y qué la ahuyenta. Este mensaje menciona algunas causas, como  los "vicios de la política": corrupción, negación del derecho, violencia, ya sea guerra activa o guerra fría, desprecio y abuso de los derechos de las personas (pobres) a la atención médica, al trabajo (seguridad laboral), a la vivienda, a la  educación y a la comunicación, a la alimentación y al agua; a no verse forzado a emigrar o a buscar la paz como refugiado, xenofobia y racismo, abuso del medio ambiente y desastres naturales. Y servir a la paz en el hogar (que está / o puede estar afligido por estos males) es lo que el Papa FRANCISCO asigna a la Política, como su verdadera función y atributo en su Mensaje de Paz para 2019.


Permitidme  ahora ilustrar brevemente por qué pertenece a la Política, como su función y atributo, servir a la paz en el hogar, en todas sus diferentes formas presentadas en el Mensaje. Cada casa tiene sus recursos que necesitan ser gestionados y administrados para el bienestar de todos sus moradores. Algunos de estos recursos ya existen en el hogar (recursos naturales). Otros se consideran necesarios y útiles para vivir en el hogar, y se aspira a ellos  y se trabaja por ellos, como la paz, la justicia, la armonía, etc. Si, como  los griegos, llamamos oikos al hogar, la administración y gestión de todos sus recursos  para el bienestar y la felicidad de los que viven en él o de los ciudadanos es oikonomos = oikonomics = economía, y los habitantes o ciudadanos del hogar que, ya sea de manera colectiva o por medio de sus representantes, ejercen este papel, se llaman, nuevamente, según los griegos, politēs. El sistema de los ciudadanos (politēs) o el arte de supervisar y salvaguardar, a través de formulaciones políticas, la gestión de sus recursos para su bienestar mutuo es la política.

El deseo del Papa FRANCISCO y su oración por la paz en 2019, entonces, es que la política: esta supervisión, a través de políticas y leyes, de los recursos de los hogares nacionales, nacionales y mundiales pueda llevar la paz a todos los ciudadanos de los hogares, especialmente a sus jóvenes, a quienes no se les puede privar de la esperanza en el futuro, porque la política se hace tan mal que los priva de la paz.



¡Gracias por vuestra atención y una muy feliz Navidad para todos vosotros!


Intervención del Rev. Mons. Bruno Marie Duffé


Presentar la política como un servicio de paz es otorgar a esta responsabilidad por la colectividad una dignidad y una visión, en un contexto mundial y local, donde la política parece más o menos descalificada, a veces despreciada.



En el Mensaje del Santo Padre se habla, en primer lugar, de una misión que encuentra su inspiración en el mandato recibido por los Apóstoles, cuando Jesús les dijo: " Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa” (Lc 10, 5).



Hay una paz que ofrecer a todos los que sufren violencia, dolor, abuso de poder. Una paz que tendríamos que construir juntos, con la palabra, el diálogo y la salvaguardia del derecho. Una paz que tendríamos que vivir como una relación de respeto, hacia el prójimo, hacia el pobre, hacia la Creación que es nuestra casa común. "Paz a esta casa".



Sin embargo, ¿cómo es posible desarrollar y traducir en acción el servicio de la paz y cómo puede la política ser pacífica? Necesitamos un discernimiento permanente para encontrar lo que contribuye a la construcción del bien común y rechazar lo que obstaculiza la solidaridad... He aquí la misión política, como un camino diario del encuentro, del diálogo, de la conciliación y la re-conciliación mutua.



Este discernimiento es necesario para entender lo que dice el Santo Padre cuando habla de la buena política. Porque esta política que quiere y promueve el bien común y la paz social rompe con la búsqueda exclusiva del poder, del interés personal o de un grupo, - que excluye a los otros o no quiere construir la sociedad de una manera común-. Cuando la política se convierte en un servicio, escucha a las personas, a todas las personas, acoge  los talentos y las aspiraciones de todos, con una atención particular por los pobres y los necesitados. La buena política no quiere oponerse a los grupos ni a la comunidad, social, étnica o religiosa. Se hace promotora, en cambio, de muchas iniciativas para que crezca la relación entre los ciudadanos. Encontrar, escuchar, proponer y finalmente decidir por el porvenir de la comunidad: ¡he aquí una misión grande y noble!



Lo sabemos: la paz es frágil como una flor. No puede haber paz sin respeto mutuo, hospitalidad mutua y  promesas cumplidas. La política es una palabra que llama a la fidelidad. Y la paz no se reduce a una relación de fuerza. No es un mercado. Es más bien un compromiso con las generaciones presentes y futuras. Pero también sabemos: el futuro empieza hoy. Como servicio de paz, la política es el cuidado de la relación, tanto dentro de la sociedad como en la cooperación entre estados y naciones, con la diversidad de culturas e historias.



La paz requiere ante todo el respeto de la ley y de los derechos humanos. La referencia a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo setenta años de aprobación hemos celebrado, ilumina la dignidad de la persona humana y los derechos fundamentales (educación, salud, cultura, pero también libertad de expresión y de  religión) como condición de paz.



Como afirmaba el Papa Juan XXIII en su encíclica Pacem in Terris (1963), los derechos humanos son al mismo tiempo deberes humanos. La reciprocidad de derechos / deberes es condición para una sociedad pacífica, con referencia, -en la fe cristiana-, a un Dios de amor y perdón.



El mensaje del Santo Padre no quiere negar las derivas y los vicios que llevan a la muerte de la política y de la paz: la corrupción, que es un mal en todos los países, el poder del dinero, la relativización del derecho, la xenofobia, el racismo, la ideología que presenta a los migrantes como enemigos y todas las palabras que son incompatibles con una política de paz.



La responsabilidad de la paz comienza en el corazón de la persona y en el corazón de cada familia. Pasamos de la familia humana a la familia de las naciones. La paz, sin embargo, nace en cada persona. Somos miembros de un solo cuerpo, dice San Pablo, tenemos un solo Padre que da su paz a todos.



La Palabra de Dios, que Jesús da a sus discípulos, los hace "actores de paz". "¡Bienaventurados los artesanos de paz!". Esta paz es siempre paz con los demás: paz social, pero también paz con la naturaleza y paz con nuestra conciencia.


"Cuando entréis en una casa decid primero: “Paz a esta casa" (Lc 10: 5).