Cuernavaca, MÉXICO (Agencia Fides, 17/12/2018) – La Iglesia espera que el nuevo gobierno
cumpla poniendo en el centro de las llamadas leyes secundarias aquellas
que garantizan la plena libertad religiosa. La libertad religiosa
efectiva “es una cuestión de justicia, de la búsqueda del bien del
pueblo mexicano”, explica a Fides el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro,
quien recuerda la historia pasada de sufrimientos y problemas que marcó
la relación entre la Iglesia. y la política.
Mons. Ramón Castro explica que en el pasado “los representantes del
Estado mexicano han intimidado a algunos obispos que amenazan con
bloquear el proceso de redacción de leyes secundarias”, aquellas
destinados a hacer operativa la reforma del Artículo 24 de la
Constitución, que en 2011 restableció la plena libertad religiosa en
México. Desde 1926, el país fue víctima de una “guerra civil y una cruel
persecución religiosa con ataques a templos y asesinatos de sacerdotes,
religiosos y religiosas”. Sin estas leyes, -asegura-, no es posible el
pleno ejercicio de la libertad de culto, ya que las manifestaciones de
fe como la educación católica o la transmisión de contenidos religiosos
en la televisión o la radio están limitados por un vacío legal.
El obispo habló recientemente de este asunto tras el cambio de gobierno:
“Hace aproximadamente dos años, estaba apoyando una marcha de protesta
desde la sede de mi diócesis, Cuernavaca, en la Ciudad de México para
denunciar una grave situación de injusticia política y económica en
nuestro estado, junto con el rector de la universidad, el presidente del
ayuntamiento y otros líderes. Cuando estábamos a punto de entrar en el
territorio del Estado de México, el secretario de gobierno de nuestro
estado (Morelos) me llamó por teléfono y me dijo que sería un error que
fuera a la capital a protestar porque esta actitud podría haber
bloqueado las leyes secundarias. Decidí regresar a la diócesis y luego
supe que en muchas situaciones similares había habido amenazas a la
Iglesia Católica. Si hacíamos algo que al gobierno no le gustara, el
proceso de reforma se detenía”.
Hace cinco años se había prometido a la Conferencia Episcopal la
prmulgación de “leyes secundarias” y se había iniciado un proceso de
consulta en esta dirección. “La Conferencia hizo todo lo era necesario y
proporcionó todas las aclaraciones solicitadas”, explicó monseñor
Castro. La cuestión preocupa porque no limita solo a los católicos, sino
también a los cristianos evangélicos y fieles de otras religiones. La
educación es un área sensible en este sentido porque las instituciones
privadas no tienen subsidios de ningún tipo por parte del estado y ni
siquiera es posible enseñar religión en las escuelas estatales. “Las
leyes deben aclarar qué es libertad religiosa en lo que respecta a la
enseñanza, queremos que sean inclusivas”, señala el Obispo.
México vivió desde 1926 hasta 1929 la llamada “guerra cristera”,
iniciada con la bendición de la primera piedra de la estatua de Cristo
Rey por el Nuncio Apostólico, inmediatamente expulsado, en reacción a la
Constitución laicista sancionada por el gobierno posrevolucionario.
“Fue una página trágica de nuestra historia”, dice el obispo, “pero de
las tierras más perseguidas han nacido nuevas semillas del reino y
nuevas vocaciones”. La fe está muy viva en México y la reciente fiesta
de Guadalupe es prueba de ello. “Está arraigada en los mexicanos”,
reitera monseñor Castro, “cimentada en gran parte en Nuestra Señora de
Guadalupe. Sin ella, que fue un regalo de la Providencia, México no
sería lo que es”.