Bangui, REPÚBLICA CENTROAFRICANA (Agencia Fides, 12/12/2018)- "Los hombres armados entraron en el campo y
empezaron a disparar a corta distancia. Con este tipo de comportamiento,
¿cómo podemos seguir creyendo en la cohesión social? La población está
cansada de estos repetidos ataques", dijo un desplazado de la ciudad de
Ippy, a propósito del ataque del 4 de diciembre contra la parroquia
católica local, por parte de un grupo armado.
Según la información obtenida por los mismos habitantes, la orden de
atacar el lugar de los desplazados provino del comandante de la UPC
(Unité pour la Paix en Centrafrique) de la ciudad de Ippy, un tal Moussa
Abakar. El ataque fue confirmado por mons. Richard Appora Ngalanibé,
obispo de Bambari. La UPC es el mismo grupo que, el 15 de noviembre,
masacró a 60 personas desplazadas en el campo bajo la administración de
la Iglesia católica en Alindao.
Vladimir Monteiro, portavoz de MINUSCA (Misión de la ONU en el país),
señaló que el ataque causado por un enfrentamiento entre los hombres
anti-balaka y los hombres del UPC generó pánico en las instalaciones de
las personas desplazadas. Según una nota enviada a la Agencia Fides por
la Plataforma de Confesiones Religiosas por la Paz en República
Centroafricana, la explicación del portavoz de la ONU no es convincente y
lleva a preguntarse si con esta versión de los hechos no se pretende
minimizar la gravedad del episodio. Especialmente, porque el asalto a la
parroquia de Ippy se produjo después de los recientes ataques a campos
de desplazados en Alindao y Batangafo.
"¿Se pueden explicar los repetidos ataques a los lugares que acogen a
refugiados en las parroquias católicas como simples enfrentamientos
entre la UPC y los anti-balaka? Tal argumento, sin fundamento alguno, no
es más que una coartada que sirve a los grupos armados para destruir la
convivencia civil con el fin de saquear, robar y devastar la propiedad
de personas inocentes", cuestiona la Plataforma para las Confesiones
Religiosas.
"El ataque al sitio de desplazados de Ippy no sólo traumatizó a las
familias que estaban allí, sino que también destruyó todo el trabajo de
concientización por la paz que muchas organizaciones, incluyendo la
plataforma de denominaciones religiosas, han realizado en esta parte del
país", concluye la nota.