Niamey, NIGER (Agencia Fides, 17/12/2018) - Ya han pasado tres meses desde el secuestro del
padre Pier Luigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad de Misiones
Africanas, SMA. No hay información cierta sobre el
lugar donde se encuentra retenido ni sobre los pasos que se han tomado
para liberarlo. Su misión en Bomoanga, en Níger, donde ha trabajado
durante más de 11 años, se ha cerrado. Los misioneros y las religiosas
tuvieron que refugiarse en Niamey, la capital. Los pocos cristianos que
quedan están desesperados. ¿Cómo será su navidad este año? ¿Y cómo lo
vivirá el padre Gigi? “Gracias a algunos escritos del propio padre Gigi,
todos nosotros, sus hermanos de la SMA, mantenemos viva la esperanza”,
escribe a Fides el padre Marco Prada, de la SMA.
Para las celebraciones navideñas de 2013 el padre Gigi escribió: “Por la
noche, en mi misión, a menudo miro hacia el cielo. Hoy entiendo por qué
hay tantas estrellas brillantes: son las estrellas de los inocentes.
Basta con decir que solo en Níger la desnutrición ya ha causado la
muerte de más de 2.500 niños entre enero y septiembre de este año. No
nos olvidamos tampoco del macabro descubrimiento de 92 cuerpos de
migrantes encontrados a unos diez kilómetros de la frontera con Argelia
el pasado octubre. El camión que los transportaba se estropeó en el
desierto. Las víctimas son 7 hombres, 37 mujeres y 48 niños. Es la
masacre de los inocentes que continúa desde el lejano y siempre próximo
día de Belén. Incluso entonces hubo una masacre de inocentes: ¡Raquel
sigue llorando a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no hay!
No había pasado una Navidad entre lágrimas ... pero en ellas se reflejan
las estrellas del cielo de Níger y de inmediato me aparece un
reflejo de luz”. (“Le stelle di Bomoanga”, dicembre 2013)
En 2014, el misionero secuestrado contaba: “Este año, la Navidad será en
la nueva iglesia, aunque todavía esté en construcción y no haya ni
puertas ni ventanas. Ahora es lo más parecido a un establo donde se
refugian las cabras y las ovejas y las gallinas ponen sus huevos. Pero
para Navidad la comunidad ha planeado festejar allí un día. Van a hacer
una gran limpieza general para celebrar con bailes y canciones la
llegada del Niño Jesús entre nosotros”. (“Presepe”, diciembre 2014)
En Navidad de 2017, - la última que pasó libre en su comunidad-, el
padre Gigi instó a no perder la esperanza: “La vida es un tejido hecho
de dos hilos: alegrías y tristezas. Solo los pastores han escuchado a
los ángeles cantar en el cielo en la noche de Navidad; pero muchos han
oído el dolor roto de las mujeres de Belén que lloraban por los santos
inocentes. Navidad entre lágrimas de alegría y tristeza, que se funden
en un solo abrazo, en el río de la vida. Así es en una misión:
experiencias y emociones fuertes que cuentan la belleza de la aventura
humana que el mismo Dios ha querido compartir y abrazar ... ¡No abandonemos la esperanza de que un día el desierto florezca!” (“Nel fiume della vita”, diciembre de 2017).