São Gabriel da Cachoeira, BRASIL (Agencia Fides, 19/12/2018) - En la sociedad baniwa, el
papel tradicional de la mujer era cuidar de los hijos, de su marido, del
trabajo, "hoy las cosas han cambiado, ya no existe el mundo que
teníamos antes, ahora tenemos la libertad de hablar", dijo a la Agencia
Fides María Bitoca Castro, maestra jubilada del pueblo Baniwa, uno de
los 23 pueblos indígenas que viven en la región del Alto Río Negro, en
la diócesis de São Gabriel da Cachoeira. Los Baniwa, un grupo étnico de
Brasil, Venezuela y Colombia, tienen una población estimada de unos
15.000 habitantes.
Según la profesora, "en el pasado estábamos al margen, solo los hombres
podían hablar". Actualmente las mujeres trabajan juntas para mejorar los
ingresos familiares, dar más valor y recuperar la artesanía Baniwa,
enseñando a niños y jóvenes. De hecho, la profesora indígena señaló a
Fides que durante sus años de enseñanza siempre ha tratado de hacer
entender a los estudiantes la necesidad de preservar la cultura, de
conocer la historia de su pueblo.
María Bitoca explicó que en las comunidades indígenas el papel de la
mujer es cada vez más importante: hoy, por ejemplo, hay mujeres
catequistas que se ocupan del trabajo pastoral, algo que no existía en
el pasado. "Creo que es muy importante para nosotras, las mujeres somos
respetadas por la comunidad y nos hemos ganado ese respeto a través de
la ayuda de la Iglesia", añadió.
Jaqueline Fonte, una joven estudiante de la misma comunidad Baniwa,
hablando con Fides sobre la vida de los jóvenes indígenas, explicó que
normalmente todo gira en torno a las cosas cotidianas; y si hay "algunos
jóvenes que no se preocupan por nada, hay otros que participan en la
vida de la Iglesia católica y que todavía aprecian la cultura
tradicional". Sn embargo, subrayó la necesidad de no olvidar a los
niños, ya que algunos se están alejando de estos valores.
Durante unos meses, esta comunidad fue acompañada por un sacerdote
indígena, hecho que se considera muy importante porque, según Jaqueline
Fontes, "ayuda a la gente a estar más cerca de la religión, sirve como
fuente de inspiración". Por su parte, María Bitoca Castro añadió que "es
muy importante tener un indígena de nuestro pueblo, que habla nuestra
lengua, como padre, porque nos entendemos mejor. Otros padres a veces no
entienden nuestra realidad. Los padres que conocen la realidad indígena
nos ayudan mucho, revitalizan nuestra cultura".
Las dos mujeres indígenas reiteraron la importancia de orar en su propio
idioma, así la Iglesia puede ayudar a salvar la cultura tradicional y
la formación de los laicos. También insistieron en el respeto a la Madre
Naturaleza, y pidieron que la Iglesia sea más misionera y que salga en
busca de la gente.