Texto de las palabras que el Santo Padre ha dirigido a los presentes durante la Audiencia:
SALUDO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS ARTISTAS DEL "CONCIERTO DE NAVIDAD" EN EL VATICANO
A LOS ARTISTAS DEL "CONCIERTO DE NAVIDAD" EN EL VATICANO
Sala Clementina
Viernesì, 14 de diciembre de 2018
Viernesì, 14 de diciembre de 2018
Queridos amigos,
Nos estamos preparando para la celebración de la Navidad. El evento
del nacimiento de Jesús, hace dos mil años, tuvo lugar en un contexto
cultural preciso. Hoy, la Navidad se celebra en todo el mundo y se
manifiesta de acuerdo con las costumbres y tradiciones más diversas,
generando representaciones múltiples, a las que también vosotros, los
artistas, contribuís con vuestros talentos y vuestra pasión.
La Navidad siempre es nueva, porque nos invita a renacer en la fe, a
abrirnos a la esperanza, a reavivar la caridad. Este año, en particular,
nos llama a reflexionar sobre la situación de muchos hombres, mujeres y
niños de nuestro tiempo, -migrantes, prófugos y refugiados-, en marcha
para escapar de las guerras, de las miserias causadas por las
injusticias sociales y del cambio climático. Para dejarlo todo, -hogar,
parientes, patria- y enfrentar lo desconocido, ¡se debe haber padecido
una situación muy grave!
También Jesús venía "de otro lugar". Moraba en Dios el Padre, con el
Espíritu Santo, en una comunión de sabiduría, luz y amor, que quiso
traernos con su venida al mundo. Vino a morar entre nosotros, en medio
de nuestros límites y nuestros pecados, para darnos el amor de la
Santísima Trinidad. Y como hombre nos mostró el "camino" del amor, es
decir, el servicio, hecho con humildad, hasta dar la vida.
Cuando la violenta ira de Herodes se abatió sobre el territorio de
Belén, la Sagrada Familia de Nazaret experimentó la angustia de la
persecución y, guiada por Dios, se refugió en Egipto. El pequeño Jesús
nos recuerda que la mitad de los refugiados de hoy en el mundo son
niños, víctimas inocentes de la injusticia humana.
La Iglesia responde a estos dramas con muchas iniciativas de
solidaridad y asistencia, de hospitalidad y acogida. Siempre hay mucho
por hacer, hay tanto sufrimiento que aliviar y problemas por resolver.
Necesitamos una mayor coordinación, acciones más organizadas, capaces de
abrazar a cada persona, grupo y comunidad, de acuerdo con el diseño de
la fraternidad que nos une a todos. Por eso es necesario formar una red.
Formar una red con la educación, en primer lugar, para educar a
los más pequeños entre los migrantes, es decir, aquellos que, en lugar
de sentarse en las sillas de la escuela como tantos de sus coetáneos,
pasan los días haciendo largas marchas a pie o en vehículos
improvisados. y peligrosos. También ellos necesitan formación para poder
trabajar el día de mañana y participar como ciudadanos conscientes en
el bien común. Y, al mismo tiempo, se trata de educarnos a todos en la
acogida y la solidaridad, para evitar que los migrantes y los prófugos
encuentren indiferencia o, peor aún, rechazo en su camino.
Formar una red con la educación significa hacer que las
personas se levanten, que puedan volver a ponerse en camino con plena
dignidad, con la fuerza y el coraje de enfrentar la vida, valorizando
sus talentos y su trabajo.
Formar una red con la educación es una solución válida para
abrir de par en par las puertas de los campos de refugiados, hacer que
los jóvenes migrantes se incorporen en las sociedades nuevas encontrando
solidaridad y generosidad y promovíendolas a su vez.
Agradezco el proyecto de las Misiones Don Bosco en Uganda y el de Scholas Occurrentes en Irak, porque se han hecho eco de este llamamiento a "formar una red con la educación", cooperando en la transmisión del mensaje de esperanza de la Navidad.
Desde siempre la misión de la Iglesia se ha manifestado a través de
la creatividad y el genio de los artistas, porque ellos, con sus obras,
consiguen llegar a los aspectos más íntimos de la conciencia de los
hombres y de las mujeres de todas las edades. Por eso, a vosotros los
aquí presentes, van mis gracias y mi aliento para que prosigáis con
vuestro trabajo, para encnder en cada corazón el calor y la ternura de
la Navidad. ¡Gracias y buen concierto!
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