São Gabriel da Cachoeira, BRASIL (Agencia Fides, 21/03/2019) - La figura de los catequistas
es de particular importancia en la Iglesia amazónica, ya que son ellos
quienes llevan a cabo el trabajo pastoral diario en muchas comunidades.
Agenor Freitas Prado ha estado haciendo este servicio en su comunidad
durante veinte años, en Boca da Estrada, a orillas del río Tiquié, cerca
de la frontera entre Brasil y Colombia, en el municipio y diócesis de
São Gabriel da Cachoeira, donde viven indígenas de diferentes etnias,
Tukano, Desano, Piratapuia y Hupda.
Agenor Freitas Prado, hablando con la Agencia Fides, dijo que cada
domingo preside la celebración de la Palabra y guía las oraciones
durante la semana. Las celebraciones son en lengua tukana, que es la
lengua predominante en la región. Agenor considera importante que "los
libros de la Misa, rituales y oraciones, sean traducidos a nuestra
lengua, siguiendo la dinámica de la liturgia. No tenemos esos libros,
pero sería importante tenerlos. Tenemos ya canciones en la lengua
indígena, mas es necesario avanzar en esta dirección".
Ante el Sínodo de los Obispos para la Amazonia y los nuevos caminos que
la Iglesia quiere tomar, el catequista considera que es importante
reflexionar sobre cómo hacer más frecuente la celebración de la
eucaristía en su comunidad, porque dadas las distancias y la falta de
recursos económicos para superarlos, la eucaristía no se celebra más de
dos veces al año. Junto a esto, el catequista, perteneciente al pueblo
de Desano, reconoció que "la escasa presencia de sacerdotes significa no
solo que no se celebre la eucaristía sino también los demás
sacramentos, lo que entumece la vida de la comunidad, ya que muchos
niños y jóvenes no reciben los sacramentos del bautismo, la eucaristía,
la confesión o el matrimonio".
Otra dificultad a la que hay que hacer frente es la presión de la
sociedad circundante. En sus palabras, Agenor destacó las consecuencias:
"los jóvenes indígenas están olvidando las costumbres y la cultura de
sus antepasados, incluida la propia fe católica, y esto dificulta la
vida de la comunidad. A pesar de esto, como catequistas, explicamos las
cosas, damos aclaraciones, pero esto no impide que poco a poco perdamos
la fe que nuestros padres y nuestros abuelos nos han transmitido".