Con motivo de ese centenario, el Papa FRANCISCO ha recibido esta mañana a una nutrida representación de la eparquía, venida en peregrinación a Roma, y en el discurso que les ha dirigido ha recordado que hace cien años, mientras el mundo estaba desgarrado por la Primera Guerra Mundial, Benedicto XV prestó escucha a la historia, a las necesidades legítimas, así como al valiente itinerario espiritual de esa comunidad caracterizado por la fidelidad a la tradición, a pesar de las dificultades y sufrimiento. “Al Papa –dijo- le importaba mucho la Iglesia Oriental y meditaba "qué se debía hacer para satisfacer más firmemente las necesidades y el decoro correcto de la Iglesia universal y de las otras Iglesias particulares". Por lo tanto, decretó que se instituyese canónicamente de inmediato la diócesis de rito griego en la tierra de Calabria”.
“Este aniversario tan importante –prosiguió- es una oportunidad para dar gracias al Señor por cuanto, en su bondad y misericordia, ha obrado en vuestra comunidad en los últimos siglos. Por lo tanto, os invito a vivir este jubileo no tanto como una meta, sino como un impulso nuevo y alegre en vuestro compromiso humano y en vuestro camino cristiano. En este sentido, es más necesario que nunca profundizar el pasado y hacer de él grata memoria para encontrar allí motivos de esperanza y caminar juntos hacia el futuro que Dios querrá darnos”.
El Santo Padre les exhortó a acoger siempre en ellos y entre ellos el amor del Señor, a participar en los Sacramentos, a mostrar cercanía a todas las familias, a prestar atención a los más pobres y necesitados, y a acompañar a las jóvenes generaciones. “Estas son las dimensiones en las que podemos preservar nuestras tradiciones, así como nuestra pertenencia a Cristo y su Iglesia –afirmó- Estáis llamados a vivir como cristianos, atestiguando que el amor es más hermoso que el odio, que la amistad es más hermosa que la enemistad, que la fraternidad entre todos nosotros es más hermosa que los conflictos”.
“Nuestra oración y nuestra gratitud hoy también van a aquellos que se regocijan con nosotros desde el cielo. Todos aquellos que os han transmitido la fe con su vida incluso antes que con sus palabras, en particular, pienso en los obispos, sacerdotes, religiosos, padres y abuelos que los han precedido y que fielmente custodiaron y transmitieron las riquezas de vuestra hermosa tradición. Imitad su ejemplo y transmitid a las nuevas generaciones el patrimonio espiritual que os identifica”, concluyó FRANCISCO, felicitándoles de nuevo por el centenario y encomendándolos a la Virgen María Odegitria.