CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 18 de mayo de 2019).- El Papa FRANCISCO ha recibido esta mañana en Audiencia a la Asociación de la Prensa
Extranjera en Italia. Alrededor de cuatrocientos profesionales de los
medios de comunicación, a quienes el Papa aseguró en primer lugar la
admiración por su trabajo y la estima de la Iglesia “ incluso
–dijo- cuando ponéis el dedo en la llaga, y tal vez la llaga está en la
comunidad eclesial. El vuestro es un trabajo precioso porque contribuye
a la búsqueda de la verdad, y solo la verdad nos hace libres”.
“El vuestro -prosiguió el Pontífice- es un rol indispensable, y esto
también os da una gran responsabilidad: os pide una atención particular
a las palabras que usáis en vuestros artículos, a las imágenes que
transmitís en vuestros reportajes, a todo lo que compartís en las redes
sociales. Por eso, hoy os renuevo una exhortación que se aplica a todos
en la era digital: como dijo Benedicto XVI, a veces "los medios de
comunicación tienden a hacernos sentir" espectadores ", como si el mal
fuera solamente cosa de otros y algunas cosas nunca pudieran pasarnos a
nosotros. En cambio, todos somos "actores" y, tanto en el mal como en el
bien, nuestro comportamiento influye en los demás”. Por lo tanto, os
insto a trabajar de acuerdo con la verdad y la justicia, para que la
comunicación sea realmente una herramienta para construir, no para
destruir; para encontrarse, no para enfrentarse; para dialogar, no para
monologar; para orientar, no para desorientar; para entenderse, no para
malinterpretarse; para caminar en paz, no para sembrar odio; para dar
voz a los que no tienen voz, no para ser el megáfono de los que gritan
más fuerte”.
La Asociación de la Prensa tiene su sede en la romana Via dell’Umiltá
(Calle de la Humildad) y el Papa aprovechó esa coincidencia para
recordar a los periodistas que “en una época en que muchos tienden a
juzgar todo y a todos, la humildad también ayuda al periodista a no ser
dominado por la prisa, a tratar de detenerse, a encontrar el tiempo
necesario para comprender. La humildad nos acerca a la realidad y a los
demás con una actitud de comprensión. El periodista humilde trata de
conocer correctamente los hechos en su totalidad antes de contarlos y
comentarlos”.
Después se refirió al lenguaje, en especial al de las redes sociales,
que en ocasiones puede ser “violento y despectivo, con palabras que
lastiman y algunas veces destruyen a las personas”. “Se trata, en
cambio, -observó- de calibrar el lenguaje y, como decía vuestro patrón,
San Francisco de Sales… en usar la palabra como el cirujano usa el
bisturí. En una época de demasiadas palabras hostiles, donde el hablar
mal de los demás se ha convertido para muchos en una costumbre, junto
con la de clasificar a las personas, siempre se debe recordar que toda
persona tiene una dignidad intangible, que nunca se le puede arrebatar
Cuando muchos difunden fake news, la humildad os impide mercadear el alimento podrido de la información errónea y os invita a ofrecer el buen pan de la verdad”.
También hizo hincapié en la libertad de prensa y de expresión a las
que definió “un indicador importante del estado de salud de un país”.
“No olvidemos que una de las primeras medidas de las dictaduras es
eliminar la libertad de prensa o "disfrazarla", no dejar libre a la
prensa”, En cambio “necesitamos un periodismo libre, al servicio de lo
verdadero, de lo bueno, de lo correcto, un periodismo que ayude a
construir la cultura del encuentro. Necesitamos periodistas que estén
del lado de las víctimas, del lado de los perseguidos, del lado de los
excluidos, de los rechazados, de los discriminados. Necesitamos que
vosotros y vuestro trabajo nos ayuden a no olvidar tantas situaciones
de sufrimiento, que a menudo no están bajo los reflectores, o lo están
por un momento y luego regresan a la oscuridad de la indiferencia”.
“Me viene al corazón y a la memoria una pregunta que uno de vosotros
me hizo hace poco –reveló- "¿Qué piensa de las guerras olvidadas?" ¿Pero
qué guerras olvidadas ? Esas guerras que aún continúan, pero que las
personas olvidan, porque no son de actualidad en los periódicos, en los
medios de comunicación. Tened cuidado: no olvidéis la realidad, porque
la exclusiva ha pasado. No, la realidad continúa”.
“Por eso quiero agradeceros lo que hacéis. Porque nos ayudáis a no
olvidar las vidas que son asfixiadas antes de que nazcan; las que apenas
nacidas, se apagan por el hambre, la carestía, la falta de atención, de
las guerras; las vidas de los niños soldados, las vidas de los niños
violados. Nos ayudáis a no olvidar a tantas mujeres y hombres
perseguidos por su fe o su origen étnico. Me hago una pregunta: ¿Quién
habla hoy de los Rohingya? ¿Quién habla de los Yazidíes ? Se olvidan y
continúan sufriendo. Nos ayudáis a no olvidar que el que se ve obligado
– por las catástrofes, las guerras, el terrorismo, el hambre, la sed- a
abandonar su tierra no es un número, sino un rostro una historia, un
deseo de felicidad”. El Santo Padre exhortó también a no olvidar “este
Mediterráneo que se está transformando en un cementerio”.
Por último, invitó a los presentes a “tratar de contar lo bueno,
aunque más a menudo el mal sea lo que hace noticia. Por favor, -exclamó-
seguid contando también esa parte de la realidad que gracias a Dios
sigue siendo la más extendida: la realidad de quienes no se dan por
vencidos ante la indiferencia, a los que no huyen ante la injusticia,
sino que construyen pacientemente en silencio. Hay un océano de bien
sumergido que merece ser conocido y que fortalece nuestra esperanza”.