Hanoi, VIETNAM (Agencia Fides, 03/092021) - Durante el verano de 2021, han sido ordenados 78
nuevos sacerdotes y unos 250 religiosos y religiosas han emitido sus
votos perpetuos: estas vocaciones son una buena noticia y un signo de
esperanza para la Iglesia en Vietnam, en medio de un momento difícil
para la nación, marcado por la cuarta ola de Covid-19. En los
territorios diocesanos afectados por el virus, clasificados como "zonas
verdes", las comunidades locales han podido celebrar misas solemnes, con
sencillez y a menudo al aire libre. En el sur de Vietnam, donde los
contagios por la variante Delta del Coronavirus está más extendida (las
llamadas "zonas rojas"), se han pospuesto por ahora las liturgias de
ordenación sacerdotal y profesión religiosa. Los que se han celebrado en
las zonas permitidas se han llevado a cabo según estrictos protocolos
de precaución contra el Covid, en el interior de seminarios o conventos
con la sola presencia de los candidatos y sin un gran
número de fieles.
Sin las imponentes multitudes, sin los festejos organizados en el
pasado, los nuevos sacerdotes y religiosos han vivido su ordenación en
profunda intimidad con Dios, conscientes de su importante ministerio.
En una carta enviada a los sacerdotes que van a ser ordenados el 25 de
agosto de 2021, Mons. Joseph Nguyen Nang, arzobispo de Ho Chi Minh, que
también es administrador de la diócesis de Phat Diem en Vietnam del
Norte, subraya: “La misa de ordenación presbiteral se ha celebrado con
un número limitado de participantes, incluso sin la presencia de los
familiares de los candidatos. Los nuevos sacerdotes o religiosos han
profesado sus votos, en este ambiente de recogimiento, pudiéndose
concentrar absolutamente en lo esencial, totalmente volcados hacia Dios,
experimentando intensamente el don de su gracia en el Sacramento”.
Vu Hien, una hermana de la Orden de las Dominicas que acaba de emitir
sus votos en la diócesis de Bac Ninh, en el norte de Vietnam, explica:
“Estaba bien preparada para la mayor exaltación de mi vida religiosa, y
la celebración de este año ha sido especial. Con la gracia de Dios,
entrego toda mi vida en las manos amorosas de Dios y sigo rezando en
silencio, sean cuales sean las circunstancias”.
Una hermana de la Congregación de las Hijas de Jesús de la diócesis de
Quy Nhon, que abarca tres provincias del centro de Vietnam, también
comenta: “Damos gracias a Dios: en medio de la precariedad y la
inestabilidad causadas por la pandemia, Dios nos ama y nos mantiene a
salvo. Dios nos abraza, está presente en la atmósfera de silencio y
oración que nos permite reunirnos para rezar”.
En el centro de Vietnam, al comienzo de la ceremonia de los votos
perpetuos profesados por los religiosos de la Congregación del
Sacratísimo Corazón (CSC) en Hue, Mons. Nguyen Chi Linh, Arzobispo de
Hue, ha dicho: “El religioso que profesa los votos a lo largo de su vida
es aquel que da a Dios su amor y está dispuesto a superar dificultades
como el camino de la Cruz; es aquel que se inspira en el Crucificado
para entrar en una vida más iluminada”. Monseñor Linh ha invitado a
todos, especialmente a los religiosos, a dar testimonio de la fe en la
vida consagrada, ejerciendo concienzudamente los ministerios del amor y
la caridad, especialmente en el contexto de esta grave crisis, causada
por la pandemia de Covid-19. Este amor que se convierte en servicio al
prójimo, ha dicho, “debe estar profundamente arraigado en cada
individuo, desarrollado ampliamente en la comunidad social: se realiza
íntimamente en comunión con la Trinidad, y llega a todos, sin distinción
de
religión, cultura, etnia, política o clases sociales, pero viviendo en
relaciones de compasión hacia los seres humanos”.
El Arzobispo ha añadido: “En un mundo lleno de turbulencias, los títulos
académicos ya no son indispensables para los religiosos, mientras que
es más importante llevar una vida recta, una vida de fe ejemplar, con
pasión por el trabajo misionero y apostólico y la práctica de las obras
de caridad”. Debido a que, dada la emergencia de la pandemia, millones
de familias permanecen en la indigencia, o sufren el hambre debido al
desempleo y a las enfermedades, el arzobispo Nguyen Chi Linh concluye:
“esperamos que el entusiasmo de los nuevos sacerdotes y religiosos nos
ayude a salir al encuentro de los necesitados en las zonas gravemente
infectadas para proporcionar asistencia material y espiritual a los
pobres, para confortar y fortalecer la fe de los que han sido sacudidos
por esta crisis, dando testimonio al mundo de la Buena Nueva”.