Tapachula, MÉXICO (Agencia Fides 16/09/2021) - Cientos de migrantes en el sureño estado
mexicano de Chiapas protestaron ayer 15 de septiembre contra las
políticas migratorias del país, que frustraron sus esfuerzos por viajar a
Estados Unidos. Muchos de los migrantes latinoamericanos, incluido un
gran contingente haitiano, han estado varados durante meses en la ciudad
mexicana de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, quejándose
de que las autoridades les han impedido pasar por México. "No somos
delincuentes, somos trabajadores internacionales", gritaron los
migrantes durante la marcha que lamentablemente registró episodios de
violencia y enfrentamientos con la policía.
Muchos de los migrantes haitianos habían venido de Brasil y Chile, dos
países a los que huyeron hace mucho tiempo para evitar la pobreza en
Haiti. La isla caribeña es la nación más pobre de América y su economía
se ha visto aún más afectada por los terremotos, la pandemia del
coronavirus y los disturbios políticos. La afluencia de migrantes abrumó
a Tapachula y a la infraestructura migratoria local. Se puede ver a
miles de migrantes durmiendo al aire libre en las calles.
Sobre esta dramática situación, la Agencia Fides recibió una reflexión
de Mons. Jaime Calderón Calderón, obispo de la diócesis de Tapachula,
quien escribió: “El domingo pasado reflexioné sobre la violencia que
sufren los migrantes que, organizados en caravanas, querían salir de la
ciudad. Es evidente que son muchos los gritos no escuchados, tanto de
los migrantes varados por toda la ciudad, como de los nuestros, los que
residen en esta hermosa tierra.
Creo que no solo no se escucha a los migrantes, tampoco se escucha al
pueblo de Tapachula. Esto se nota, porque hay una gran deuda social con
estas poblaciones, y lo veo en muchos retrasos como: pobreza, educación,
salud, desempleo, precariedad, falta de oportunidades laborales y poder
llevar una vida más digna ... por mencionar solo los fundamentales.
Desafortunadamente, estos son los gritos de toda una comunidad que se
está cansando, que está molesta porque se ha convertido a Tapachula en
una especie de represa ... con tantos migrantes aquí relegados y no
atendidos. Creo que toda una ciudad se está derrumbando. Está claro que
las instituciones están abrumadas y el gobierno no tiene claro qué hacer
para salir de esta crisis”.
Mons. Calderón recuerda que el ejemplo del pueblo de Tapachula, junto con la Iglesia católica, puede ayudar en el futuro inmediato: “Lo hemos visto muy claro en la atención solidaria que se le dio a las grandes caravanas de 2018. Además, me atrevo decir que no es solo la Iglesia Católica, sino que la gran mayoría del pueblo de Chiapas es muy noble, cálido y generoso, incluso en su pobreza. Por su parte, la familia de la Iglesia Católica ayuda específicamente a través de la Casa de Acogida Diocesana y todos los albergues de las parroquias que se ubican a lo largo de la costa. Suelen tratar de asistir a los migrantes en tránsito con comida y albergue, para que puedan descansar y estar más seguros y, si lo necesitan, brindarles atención médica”.
Hoy 16 de septiembre, fiesta nacional de México, las manifestaciones
civiles en Tapachula serán a puerta cerrada para evitar más
aglomeraciones, enfrentamientos con migrantes y por protocolos de salud
por la pandemia que aún causa contagios en esta zona de México.