Abiyán, COSTA DE MARFIL (Agencia Fides 25/06/2021) - En la zona de África Occidental, la cuestión
relativa al segmento juvenil de la población es cada vez más
preocupante. Niños soldados que han participado en disturbios y guerras
civiles, niños explotados en plantaciones de cacao y algodón o que
trabajan en sitios de búsqueda clandestina de oro, matrimonios forzados.
En los últimos tiempos, por desgracia, el fenómeno de los niños
yihadistas también se está agravando. «Según la información
proporcionada por el gobierno de Burkina Faso, - escribe a la Agencia
Fides el padre Donald Zagore, sacerdote de la Sociedad para las Misiones
Africanas en Costa de Marfil - en la reciente masacre de Solhan,
diócesis de Dori, la franja de edad de
los niños implicados en el fenómeno está entre los 12 y los 14 años».
«Los niños deben ir a la escuela y no a otra parte, - añade el misionero-. La situación es dramática para el futuro. Al mantener a estos pequeños en dinámicas de violencia y guerra, no sólo hipotecan sus vidas y su futuro, sino también el futuro de estos países. Los jóvenes representan el futuro. ¿Pero de qué futuro podemos hablar cuando lo que constituye la posteridad ya está siendo destruido? La utilización de niños en estos contextos de violencia y depravación moral es un crimen contra la humanidad. Un delito que hay que combatir con la máxima determinación».
El misionero insta a un sentido de responsabilidad por parte de todos
ante esta dramática situación en África Occidental. “Las autoridades,
los políticos, los religiosos, deben comprometerse en acciones comunes
destinadas a defender y proteger los derechos de estas jóvenes víctimas.
Hay que poner fin a la explotación infantil en todas sus formas.
Trabajar para promover su dignidad en todos los ámbitos, religiosos y
políticos, es un imperativo importante”, concluye Zagore.