Samarkanda, UZBEKISTÁN (Agencia Fides, 28/07/2021) - El arte como instrumento de apostolado para
hablar de Cristo a quienes entran en la iglesia movidos por la
curiosidad. Este es el objetivo que ha llevado a los sacerdotes del
Instituto del Verbo Encarnado de Samarcanda a iniciar los trabajos de
restauración de la iglesia de San Juan Bautista. Lo explica a la Agencia
Fides el párroco, p. Ariel Álvarez Toncovich: “Estamos seguros de que
el arte puede ser un instrumento de evangelización, por eso hace dos
semanas iniciamos la restauración de nuestra iglesia en Samarcanda, a la
que estamos devolviendo sus características de hace cien años, un
templo gótico hermoso y espiritual. El proyecto implica la recuperación
de la bóveda original y la reconstrucción de las ventanas con vidrieras
especiales. Nos gustaría poder hacer catequesis con imágenes,
evangelizar y comunicar a Cristo a través del arte. Por eso intentamos
devolver la luz y la vida a este lugar. Hemos observado que, poco a
poco, Uzbekistán empieza a poblarse de nuevo de turistas, por lo que es
importante que quien venga a visitarnos, aunque sólo sea por curiosidad o
por motivos culturales, se sienta inmediatamente acogido. Es una forma
de entrar en el proyecto turístico de la ciudad y darnos a conocer, con
el objetivo final de hacer apostolado”.
Fundada entre los siglos VII y V a.C., la ciudad de Samarcanda
representaba la parada más importante de la antigua Ruta de la Seda,
desarrollando así su vocación turística a lo largo de los siglos. Es
precisamente el sector turístico el que hoy en día representa la
principal fuente de ingresos de la población local, así como el
principal motor del desarrollo demográfico de la ciudad, que actualmente
cuenta con más de 500.000 habitantes. En un contexto tan amplio,
explica el p. Álvarez, llegar a los fieles representa un reto
importante: “En los últimos años, esta iglesia no ha podido disfrutar de
la presencia de un sacerdote permanente, pero se han alternado
misioneros de otras ciudades para asegurar al menos la celebración
dominical. Esto ha provocado una dispersión de los fieles: pretendemos
atraerles mediante la puesta en valor de este lugar y la organización de
diversas actividades, entre ellas la creación del oratorio”.
Después de pasar 8 años en misión en Kazajistán, el p. Álvarez fue
enviado a Samarcanda junto con un hermanos de comunidad, el padre Paolo
Giacinti, precisamente para relanzar la actividad pastoral en la
parroquia local. Además de Samarcanda, hay otras cuatro parroquias en
Uzbekistán y unos 3.000 bautizados: unos 700 en la capital, Tashkent,
más otros en Bujara, Urgench y Fergana. En Angren, donde se proyecta
construir una nueva iglesia, hay 25 fieles. La población de Uzbekistán,
de 30 millones de habitantes, es musulmana en un 90%. Alrededor del 3,5%
son cristianos ortodoxos rusos, mientras que otro 3% comprende pequeñas
comunidades cristianas de otras denominaciones, incluidas las
católicas.