miércoles, 1 de septiembre de 2021

En México las desapariciones forzadas no son cosas del pasado o propias de las dictaduras, los casos siguen aumentando cada día

Yucatán, MÉXICO (Agencia Fides, 31/08/2021) - “Llamamos la atención sobre la desaparición de miles de migrantes en nuestro continente. Hay muchas rutas y diferentes formas de migración irregular, todas llenas de riesgos como desaparecer o morir. Recordamos a todos los migrantes que desaparecieron en México. Muchos fueron víctimas de masacres, otros, tal vez, se encuentren entre los restos no identificados y, de muchos, muchos más, no hay ni rastro”. La Red Clamor, la red eclesial latinoamericana y caribeña, lo denuncia en un comunicado enviado a la Agencia Fides firmado por su presidente, el arzobispo Gustavo Rodríguez, arzobispo de Yucatán (México). Con motivo de la Jornada Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, el presidente expresa “su solidaridad con las víctimas de desapariciones forzadas”, y pide a los Estados “que incrementen sus esfuerzos para proteger a la población y garantizar sus derechos”.

Citando la Resolución de la Asamblea General de la ONU del 18 de diciembre de 1992 sobre la protección de las personas contra las desapariciones forzadas, el comunicado subraya que “lamentablemente, en nuestro continente americano, las desapariciones forzadas no son cosa del pasado y no se han producido solo durante los conflictos o en tiempos de dictadura. No se ha asegurado la verdad y la justicia para los casos pasados y, día a día, el número de nuevos casos va en aumento”. Por eso, “pedimos a los gobernantes de todos los países que recuerden a sus fuerzas armadas y a todo tipo de instituciones dedicadas a la seguridad pública que su deber es servir y garantizar la seguridad, no perseguir, arrestar, hacer desaparecer y matar a civiles”. Al mismo tiempo solicita investigar, juzgar y condenar a los militares y miembros de las fuerzas de seguridad que sean autores o estén involucrados en las desapariciones forzadas.

La Red Clamor recuerda a las instituciones gubernamentales de los países de origen, tránsito y destino que “la verdad, la justicia y la reparación son un derecho de las víctimas”, que se deben garantizar con todos sus esfuerzos y sin distinciones. Finalmente, que los cristianos, ciudadanos de buena voluntad y los sensibles a los sufrimientos de los últimos, sigan estando cerca de las personas que sufren la desaparición de un ser querido y se unan a su lucha por la verdad y la justicia.