Diman, LÍBANO (Agencia Fides, 30/08/2021) - La situación actual del Líbano parece ser la de
un “estado de guerra” porque “cada vez que un ciudadano libanés emigra,
perdemos una nueva batalla”. Con estas fuertes palabras, el cardenal
libanés Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas,
describió el peor de los desastres que se está cebando con el País de
los Cedros, es decir, la migración silenciosa que está vaciando a la
nación de su más preciada riqueza humana y espiritual, empezando por los
jóvenes.
La voz de alarma la dio el Patriarca durante la homilía de la
celebración eucarística que presidió el domingo 29 de agosto en Diman,
en la iglesia de la residencia patriarcal de verano. El país se arrastra
desde hace algún tiempo una crisis que parece terminal para muchos
analistas. El Líbano ha estado sin gobierno durante más de un año,
luchando contra una parálisis económica y social que se ha traducido en
farmacias cerradas, estantes de las tiendas de alimentos vacíos y colas
inútiles frente a las gasolineras que se han quedado sin suministros. En
medio de todo esto, tal y como recordó el Patriarca, el efecto más
devastador de la crisis a largo plazo coincide con el éxodo hacia otros
países de libaneses de todas las comunidades étnicas y religiosas,
especialmente de los jóvenes. Una hemorragia que desangra a la nación y
le quita energía a cualquier posible impulso para volver a empezar.
En su homilía, siguiendo el ejemplo del pasaje evangélico de la adúltera
a la que Jesús perdonó los pecados, el Patriarca maronita invitó a
todos a reconocer que incluso la posible salvación de la nación libanesa
pasa por los caminos del perdón, que abren espacios de reconciliación y
convivencia entre los diferentes componentes del país. “Líbano necesita
reconciliación, especialmente entre los funcionarios políticos; entre
ellos y el pueblo y entre ellos y la política. La actividad política
representa el noble arte de servir al bien común”, subrayó el Primado de
la Iglesia Maronita. Mientras que en el Líbano las distintas facciones
políticas se preocupan por cuestiones triviales de cuotas y cuentas, el
pueblo es abandonado presa del hambre, la pobreza y una humillación “que
alimentan el éxodo de jóvenes y de muchos libaneses cualificados
profesionalmente (médicos, profesores, maestros, empresarios). En este
escenario, el Patriarca recordó la urgencia de
acelerar a toda costa la formación de un “gobierno de salvación
nacional” que se haga cargo de la situación del país y enfrente las
fuerzas que amenazan con desmembrarlo.
El pasado 26 de julio, el presidente libanés Michel Aoun encomendó al
sunita Najib Mikati la tarea de formar un nuevo ejecutivo tras la
dimisión del anterior primer ministro Saad Hariri. Desde entonces, las
escaramuzas internas en la política libanesa y también la considerable
interferencia de matriz geopolítica internacional han continuado
impidiendo la formación de un nuevo ejecutivo capaz de asumir el
liderazgo político de un país que parece abandonado a su suerte.