Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides 21/08/2021) – “La hermana Mary Daniel Abut y la hermana Regina
Roba Luate son nuestras mártires porque fueron asesinadas a sangre
fría”. Son las palabras de monseñor Stephen Ameyu Martin Mulla,
arzobispo de Juba, en la homilía del funeral celebrado ayer 20 de agosto
por las dos hermanas de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús,
asesinadas, junto con otras tres personas, en una emboscada en la
carretera el 16 de agosto.
“Estos son nuestras mártires que permanecerán en nuestra memoria para
que podamos elevar nuestra fe que Dios nos ha dado. Nuestras hermanas
murieron por su fe, por su convicción de que, al animar a otras personas
a seguir a Dios, llegarían al objetivo final de nuestra vida”, destacó.
El arzobispo de Juba finalmente lanzó una invitación a la conversión:
“La gracia de la conversión está siempre presente. Debemos convertirnos.
Debemos transformarnos en hacer cosas buenas por nosotros mismos para
salvar nuestra Iglesia. Y para salvar nuestra nación, debemos hacer
cosas buenas, no matar gente, no matar monjas, no matar gente inocente”.
Mientras tanto, han surgido nuevos detalles sobre las circunstancias en
las que fueron asesinadas las dos religiosas. “Las dos monjas formaban
parte de los 12 pasajeros (7 monjas y 5 hombres) en un autobús que
regresaba a Juba de la celebración del centenario de la parroquia
católica de Loa dedicada a Nuestra Señora de la Asunción”, explica la
hermana Alice Jurugo Drajea, Superiora General de la Congregación del
Sagrado Corazón de Jesús.
El autobús que había salido de la parroquia de Loa alrededor de las 7.30
fue interceptado tras una hora de viaje por hombres armados que
abrieron fuego. Temiendo que los pasajeros masculinos fueran los
primeros objetivos de los pistoleros, el conductor del autobús les
ordenó que salieran del vehículo y huyeran.
Cuatro monjas también intentaron escapar mientras tres hermanas mayores
permanecieron en el autobús. “Los hombres armados pretendían quemar a
las tres monjas en el bus como lo hicieron con el vehículo que colocaron
frente al bus para forzarlo a detenerse. Gracias a Dios, no tenían
mechero ni gasolina para encender el fuego”, explica la hermana Drajea.
Mientras los pasajeros masculinos huían entre los árboles junto con las
cuatro monjas, los hombres armados persiguieron a las dos monjas y las
mataron a tiros. Dos pasajeros también fueron capturados y asesinados.
En su huida, los criminales también atropellaron al conductor de un
mototaxi.