Yakarta, INDONESIA (Agencia Fides, 18/08/2021) - Hay muchos jóvenes católicos en Indonesia que
se han comprometido a seguir un programa especial de formación y estudio
para convertirse en catequistas. Aquellos que provienen de familias con
medios económicos mucho mayores probablemente optarán primero por ir a
la universidad o podrán seguir una educación superior. Para aquellos con
menos recursos existe la opción de formarse para convertirse en
catequistas, un ministerio y una vocación tal y como lo considera la
Iglesia.
La Agencia Fides ha recopilado algunas historias y experiencias de
catequistas en Indonesia. August G. Thuru, catequista de Denpasar, en
Bali, comenzó su carrera profesional como profesor en varias escuelas
secundarias. Años más tarde continuó en la escuela de formación de
catecismo en Madiun y después en un Instituto Pastoral especializado en
Java Oriental.
“Desde 1983 soy catequista voluntario en la iglesia parroquial de San
Antonio en Baturaja, Bali”, dice Thuru, de 65 años, que ahora vive en
Flores, en la provincia oriental de Nusa Tenggara. Ha realizado la misma
actividad desde que era estudiante en Java Oriental, impartiendo
catecismo y desarrollando actividades pastorales en varios lugares de
Java Oriental entre 1988 y 1990.También trabajó en una radio en Padang
de Sumatra Occidental y en un periódico local en Bali. Desde 1999 Thuru
se dedica casi totalmente a la catequesis después de haber recibido
formación en Bali “sin recibir ningún salario de la Iglesia”, asegura.
Otra historia es la de Suwandi, un catequista de Sukakarya, en la
provincia de Bengkulu, en la arquidiócesis de Palembang (que cubre tres
provincias de Sumatra: Bengkulu, South Sumatera y Jambi). Nacido en Java
Central, Suwandi fue criado por sus padres que emigraron al sur de
Sumatra a principios de la década de 1960. La posibilidad de convertirse
en un catequista reconocido y empleado de la Iglesia le llegó por
primera vez a través de un sacerdote misionero holandés en Palembang que
le ayudó a convertirse en profesor. Fue enviado por este sacerdote
misionero a Malang para estudiar pastoral y catecismo y fue después
asignado a Bengkulu para comenzar su trabajo pastoral como catequista.
Conducir una motocicleta en medio de un denso bosque desde el centro de
Bengkulu para llegar a docenas de lugares diferentes en la provincia,
fue una preciosa experiencia para Suwandi, quien conoció y anunció el
Evangelio a la gente de muchas aldeas. “Muchos amigos me han ayudado o
incluso me han ofrecido quedarme en sus hogares”, comenta a Fides
Suwandi, a quien paga la Iglesia local por este trabajo a tiempo
completo. "La fe es un serio desafío”, dice Suwandi, quien la vivió “en
camino”, ya que en Bengkulu se da catequesis cuando se puede para
ajustarse a los horarios de los muchos trabajadores de las plantaciones
de palma de las zonas rurales. “Encontrarme con animales salvajes en mis
viajes es una experiencia normal”, indica Suwandi. Tanto para Thuru
como para Suwandi, convertirse en catequistas era “una vocación
religiosa para servir a los demás”. Ambos tienen como principal tarea
preparar a los jóvenes para el bautismo y la confirmación.
Francis Xavier Rickoloes Pricorianto, geólogo profesional de la diócesis
de Bogor, en Java Occidental, comparte una historia diferente con la
Agencia Fides. Tras años de experiencia laboral en zonas remotas para
empresas mineras, Pricorianto fue “llamado” espiritualmente para
participar en un programa de formación de dos años sobre las Sagradas
Escrituras. Impulsados por esta formación, los estudiantes se sienten
motivados a convertirse en evangelizadores de otros en su comunidad
social. Pricorianto, entusiasmado, ofreció su ayuda como “evangelizador”
a monseñor Paskalis Bruno Syukur. “Desde el año pasado, la diócesis de
Bogor me ha encargado oficialmente dar catequesis a las personas que se
preparan para el bautismo y la confirmación”, explica Pricorianto a la
Agencia Fides. Hay muchos desafíos para llevar a cabo esta misión
espiritual en Bogor: “Con frecuencia, los catecúmenos abandonan el
programa debido a circunstancias imprevistas como mudarse a otra ciudad,
cancelación del matrimonio o abandono del curso de formación sin previo
aviso”. Es en estas circunstancias cuando los catequistas demuestran su
celo pastoral al acercarse a cada uno de los participantes mostrando
una especial atención personal, comprensión, empatía, consuelo y
esperanza.