París, FRANCIA (Agencia Fides 10/08/2021) - El sacerdote asesinado ayer, 9 de agosto en
Francia, por un hombre implicado en el incendio de la catedral de Nantes
el 18 de julio de 2020, es el padre Olivier Maire, superior provincial
de los misioneros Monfortianos de Francia.
“El padre Olivier Maire fue asesinado por una persona que se hospedaba
con él y de quien se ocupaba”, indica un comunicado firmado por el padre
Luiz Augusto Stefani, Superior General de la Compañía de María.
“Queridos hermanos, queridos amigos, miembros de la Familia
Montfortiana. Esta mañana hemos recibido la triste y terrible noticia de
que el padre Olivier Maire, Superior Provincial de Francia, fue
asesinado en la casa provincial de Saint Laurent sur Sèvre. Os invito a
rezar por el eterno descanso del alma del padre Olivier y por sus padres
que sufren mucho. San Luis María de Montfort ayúdanos a renovar nuestra
confianza en Jesucristo, Sabiduría encarnada, crucificada y
resucitada”, reza el comunicado del Superior General de la Compañía de
María.
El padre Maire fue ordenado sacerdote el 17 de junio de 1990. Originario
de la diócesis de Besançon, donde aún viven sus ancianos padres, el
padre Olivier Maire había vivido durante muchos años en Uganda como
responsable de la formación y después en Roma como asistente general de
la Compañía de María de 2005 a 2011.
“Biblista, apasionado de los Padres de la Iglesia y del griego
patrístico, también era licenciado en psicología. Para él, los escritos
de San Luis María de Montfort de hace 300 años, mantenían toda su
relevancia para explicar y vivir la fe”, precisa la diócesis de Luçon.
Conocido por su franqueza y profunda fe, “el padre Olivier Maire murió
víctima de su generosidad, mártir de la caridad”, apunta una declaración
de monseñor François Jacolin, obispo de Luçon.
“El padre Olivier Maire deja un testimonio de caridad cristiana tras las
huellas de San Luis María de Montfort y de Cristo que nos ha enseñado a
ponernos al servicio de los demás, especialmente de los que están en
dificultades ... Y no se puede ir al encuentro de los demás sin
exponerse”, concluye monseñor Jacolin.