Puerto Príncipe, HAITÍ (Agencia Fides, 25/08/2021) - “Nuestro equipo médico está movilizado
y ya está disponible para seguir acogiendo a más y más personas en sus
instalaciones con el fin de brindarles la atención necesaria. Deseando
resiliencia a la población haitiana, armémonos de valor y usemos nuestra
inteligencia para vivir estos tiempos difíciles, cultivando la
solidaridad para atender a los pacientes con dignidad y amor, según las
enseñanzas de Jesús”. Así habla en una entrevista con la Agencia Fides
el padre Robert Daudier, director del Hospital Saint Camille de Puerto
Príncipe. El sacerdote ha explicado las actividades de asistencia
material y espiritual que los misioneros camilianos están llevando a
cabo tras el violento terremoto de 7,2 grados que azotó la isla caribeña
el 14 de agosto.
“A las 8:30 de la mañana sentimos el impacto y huimos de nuestros
hogares por precaución. Me comuniqué con mis hermanos de Jérémie, una
zona cercana al epicentro del terremoto, y me dijeron que toda la zona
está seriamente dañada y que viajar no es factible. En todo el sur del
país hay muchos daños y aquí la población ya vivía en la miseria. Ahora
con este catastrófico terremoto, la muy precaria situación de la
población se ha vuelto aún más dramática. Hay muchas pérdidas de vidas
humanas y graves daños en edificios e infraestructuras varias”, explica
el religioso. Las víctimas, según los datos difundidos por las
autoridades locales, aumentan constantemente. Se contabilizan más de
2.000 muertos, 344 desaparecidos y más de 10.000 heridos.
Los religiosos camilianos presentes en Haití, tanto en Puerto Príncipe
como en Jérémie, inmediatamente tomaron medidas para ofrecer primeros
auxilios. “En Jérémie nos hemos quedado casi sin alimentos, medicinas y
suministros médicos para ayudar a la gente de inmediato. Los caminos
están bloqueados por deslizamientos de tierra y es imposible llegar a
muchos pueblos, no hay agua potable, gasolina o electricidad. La semana
pasada desde el hospital Saint Camille de Puerto Príncipe un grupo de
voluntarios partió con diferentes medios para llevar alimentos,
medicinas, ropa y otros productos de primera necesidad a las víctimas
del terremoto. También seguimos recibiendo a personas enfermas, heridas y
traumatizadas de distintas zonas. Los quirófanos funcionan sin
descanso”, explica el padre Daudier.
A pesar de estas dificultades, el compromiso apostólico de los
camilianos continúa a través de intervenciones asistenciales. “Una vez
superada la emergencia, nos pondremos a construir casas para los
desplazados. Además, esperamos para septiembre dos contenedores más con
alimentos, suministros médicos, medicinas y más material. Una vez más,
ante una nueva emergencia, debemos acompañar a las familias en todas sus
necesidades”, concluye el sacerdote.