San Juan PUERTO RICO (Agencia Fides, 27/08/2021) - La pandemia COVID-19 ha causado hasta ahora
4,459,946 víctimas en todo el mundo. En Puerto Rico han muerto 2,742
personas, 164,179 lo han sufrido y estas cifras continúan aumentando, al
igual que las hospitalizaciones. Así lo recuerda la Conferencia
Episcopal de Puerto Rico en un decreto que lleva la fecha del 24 de
agosto de 2021, en el que, haciéndose eco de las numerosas
intervenciones del Papa Francisco en las que el Pontífice destacó que
vacunarse es “un acto de amor, un gesto de caridad hacia uno mismo y
hacia el prójimo, a favor del bien común”, reiteran que no existe
“objeción moral, ética o de conciencia a la vacunación contra el
coronavirus”.
“La solicitud del Gobernador a los empleados públicos y privados de
vacunarse ante esta pandemia, - subraya el texto enviado a Fides -, no
contradice las enseñanzas de la Iglesia ni las expresiones y acciones
del Papa Francisco en relación a la vacunación contra el COVID-19”. El
Gobernador ha proporcionado una exención de vacuna para los empleados y
estudiantes cuyos líderes religiosos declaren, bajo juramento, que las
enseñanzas de su fe prohíben esta vacuna. Dado que algunos fieles laicos
han pedido a sacerdotes, diáconos o agentes pastorales que declaren que
las enseñanzas morales de la Iglesia católica se oponen a esta vacuna,
los Obispos de Puerto Rico reiteran que “los sacerdotes, diáconos o
agentes pastorales de la Iglesia no deben declarar bajo juramento tales
exenciones que no tienen fundamento en la doctrina moral de la Iglesia”.
A partir del Magisterio de la Iglesia y de las palabras del Santo Padre,
los obispos de Puerto Rico comunican en este decreto sus decisiones
como reservar un espacio para los no vacunados en las celebraciones
litúrgicas. Por el momento, se aconseja a las personas no vacunadas que
se abstengan de participar en otras actividades pastorales comunitarias
en presencia y, a partir del 15 de septiembre, todos los sacerdotes y
diáconos que presiden las liturgias deben estar vacunados o al menos
haber recibido la primera dosis de la vacuna. Los obispos también
estipulan que ningún sacerdote, diácono o trabajador pastoral de la
Iglesia está autorizado a declarar bajo juramento, ante notario,
exenciones de la vacuna por razones religiosas que no tengan fundamento.
“Incluso si los fieles son responsables de sus propias acciones,
debemos dejarles claro que no pueden utilizar las enseñanzas morales de
la Iglesia católica como base para rechazar las vacunas”, dice el
documento que
prosigue indicando que “todos los empleados y voluntarios que trabajen u
ofrezcan su colaboración en nuestras diócesis de forma continua y en
presencia, deberán estar vacunados antes del 15 de septiembre, de lo
contrario no podrán continuar en su servicio”.