Port au Prince, HAITÍ (Agencia Fides, 01/03/2019) – “Hacemos un llamamiento a la conciencia
ciudadana de las diferentes partes para una decisión patriótica, aunque
sea a precio de grandes sacrificios: poner primero el bien común". es
el llamado de los misioneros redentoristas (Congregación del Santísimo
Redentor) que han estado viviendo y trabajando con el pueblo de Haití
durante años. Hace unos días, los Obispos de la Conferencia Episcopal
habían denunciado en su mensaje la grave situación: "La hora es grave,
la pobreza aumenta, el bien común está amenazado". ¡El país está al
borde del abismo! Esta situación no puede durar más".
El texto de los Redentoristas, enviado a la Agencia Fides por el Padre
Renold Antoine, CSsR, secretario regional de los Redentoristas, es firme
y claro al describir la situación de pobreza, miseria y caos en que el
pueblo haitiano ha precipitado después de la corrupción en los niveles
más altos del gobierno . Así escribe el padre Renold:
“Haití es el país más pobre del hemisferio Occidental. En esta isla
caribeña, más de la mitad de los 11 millones de habitantes sobrevive con
menos de 2 dólares diarios. Según dicen las cifras, el 41% de la
población está desempleada, dos tercios trabajan en empleos informales.
Sin embargo, desde algunas semanas, el país vive una situación caótica,
vandalismo y manifestaciones violentas. Lo que se busca a través de
estas protestas son:
La renuncia del presidente Jovenel Moïse por ser incompetente, mentiroso
y su posible implicación en el desvió del dinero de PetroCaribe
(Programa por medio del cual el Gobierno de Venezuela suministra
petróleo al país a bajísimos precios con el fin de realizar desarrollo
social).
La corrupción en que se han visto envueltas distintas autoridades, incluyendo al actual mandatario.
Y a esto se suma el aumento del costo de la vida y la violencia callejera.
Ante esta situación, -continua el texto - el gobierno anunció la
reducción en el costo de los bienes básicos y el incremento del acceso a
créditos para pequeñas empresas, medidas que la población considera
insuficientes. Otra medida tomada por el gobierno nacional, es la de
crear una comisión de diálogo para facilitar el diálogo inter haitiano.
Sin embargo, según nuestro entendimiento, no creemos que esta comisión
llevará algo por el país, porque desde el inicio, esta comisión está
contestada por la manera de realizarla y la mayoría de sus integrantes
no son conocidos por la población, además los protagonistas no son
sinceros, cada grupo defiende sus intereses mezquinos por encima de los
intereses nacionales. Lo peor de todo, constatamos con mucha tristeza
que la oposición actual no se opone ni a la corrupción que es un cáncer
para el país, ni al desempleo, ni a la ineficacia del Estado, ni al
clientelismo y al contrabando. Su único remordimiento es no estar
al mando del poder.”
Este es el llamado urgente que hacen los misionarios: “como
Congregación, al igual que la Conferencia Episcopal Haitiana, invitamos a
los protagonistas a “unir sus fuerzas y sus inteligencias para salvar
nuestra barca común, que es Haití”. Les exhortamos a encontrar una
solución de sabiduría que tenga en cuenta los intereses superiores de la
nación y la defensa del bien común. Hacemos un llamamiento a la
conciencia ciudadana de las diferentes partes para una decisión
patriótica, aunque sea a precio de grandes sacrificios. Ya que el pueblo
no puede más, la situación está cada vez peor. Haití se salvará cuando
se tenga un diálogo sin fuerzas, con sinceridad, en el que todos
participen y ponga en primer lugar el interés colectivo.”