París, FRANCIA (Agencia Fides, 16/04/2019) - En la Catedral de Notre Dame de París, devastada
por el fuego de ayer por la noche, se encuentra también la capilla
dedicada al Niño Jesús, confiada a la Infancia Misionera, que alberga
las reliquias de San Paul Chen, joven seminarista chino, mártir, miembro
de la Infancia Misionera en China. Sus restos mortales llegaron a Notre
Dame el 10 de junio de 1920 y fueron colocados en esta capilla. Después
de recientes trabajos de restauración, cada primer miércoles de cada
mes se celebraba aquí la misa por las intenciones de la Infancia
Misionera. Con motivo del 90º aniversario de la llegada de las
reliquias, mons. Jérôme Beau, obispo auxiliar de París, presidió la
santa misa el 10 de junio de 2010. También participó en la celebración
Baptistine Ralamboarison, en representación del Secretariado
Internacional de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. La
Catedral de Notre Dame también albergó una capilla dedicada a Santa
Teresa del
Niño Jesús, patrona de las Misiones con San Francisco Javier.
Paul Tchen (Chen Changpin) nació el 11 de abril de 1838 en Sintchen, en
la provincia china de Kouy-tcheou (Guizhou), en una familia no cristiana
y muy pobre. Paul pudo recibir una educación gracias al apoyo de la
Obra Pontificia de la Infancia Misionera. Admitido en el seminario menor
en 1853, fue bautizado y confirmado el día de Navidad del mismo año e
hizo su primera comunión en 1854. De carácter dulce y tranquilo, se negó
a volver a su familia por invitación de su padre, porque su vocación
era sólida. En 1860 entró en el seminario mayor de Tsin-gay. Aquí, el 12
de junio de 1861, los soldados hicieron una redada, arrestando a Paul y
a otros por cargos de ser cristianos. A pesar del sufrimiento y las
amenazas, nadie negó su fe. Paul y sus compañeros fueron asesinados el
29 de julio de 1861, y el seminario fue destruido. Beatificado por Pío X
en 1908, sus restos fueron trasladados a París, en la Capilla de la
Santa Infancia de la Catedral de Notre Dame, el 10 de junio
de 1920. El 1 de octubre de 2000, el santo padre Juan Pablo II lo
canonizó en la Plaza de San Pedro entre el grupo de 120 mártires chinos.