Kabul, AFGANISTÁN (Agencia Fides, 16/04/2019) - "La contribución que la pequeña comunidad
cristiana de Afganistán puede ofrecer a la paz y a la reconstrucción de
este país es limitada, aunque los signos de su presencia en esta tierra
son, en su pobreza, todavía significativos: servicio a los más pobres
entre los pobres, asistencia a los más necesitados y educación de los
niños. Pero más allá de la ayuda humanitaria, la comunidad cristiana
posee un arma secreta que puede producir efectos inimaginables,
infinitamente superiores a los que pueden lograr nuestros esfuerzos
materiales: la oración. Nadie podrá impedirnos ver en el proceso de paz
en curso no solo el resultado del encomiable compromiso de tantas
personas de buena voluntad, sino también y sobre todo el fruto de la
consagración al Inmaculado Corazón de María que hicimos en esta iglesia
el 13 de octubre de 2017, al final del centenario de las apariciones de
Fátima". Fuero estas las palabras del padre Giovanni Scalese,
sacerdote barnabita, responsable de la Missio sui iuris en Afganistán,
durante la ceremonia celebrada el Domingo de Ramos en la capilla
católica de la Embajada de Italia en Kabul. Durante la celebración se
plantó un olivo de Tierra Santa frente a la iglesia de la misión.
"Este olivo quiere ser, como la rama de olivo en el pico de la paloma,
el anuncio del fin de un período oscuro y el comienzo de un período
brillante en la historia de Afganistán. Por lo tanto, lo llamaremos el
Olivo de la Paz. Ahora, la plantación de este olivo de Nazaret -donde el
Príncipe de la Paz metió sus raíces entre los hombres- quiere expresar
la esperanza de que la paz se arraigue en esta tierra, atormentada por
años interminables de guerra. Que se cumpla realmente la profecía de
Isaías: 'Romperán sus espadas y harán de ellas arados, sus lanzas harán
hoces; una nación no levantará más su espada contra otra nación, no
aprenderán más el arte de la guerra' (Is 2, 4)", agregó el barnabita.
La ceremonia tuvo lugar el 14 de abril, antes de la procesión y la misa
del Domingo de Ramos, en presencia del embajador Roberto Cantone y del
general Massimo Panizzi. También había una representación del
contingente militar italiano estacionado en Kabul, de los Carabinieri de
la Embajada de Italia y de los fieles de la comunidad cristiana de la
ciudad, incluyendo algunas monjas de Madre Teresa de Calcuta y miembros
de la Asociación Inter-Congregacional "Pro Bambini di Kabul".