Apatzingán, MÉXICO (Agencia Fides, 15/04/2019) - "Ante la situación de violencia que día a
día se manifiesta de diferentes maneras en nuestra tierra, siento la
necesidad, como pastor de esta querida diócesis de Apatzingán, de alzar
mi voz para denunciar esta realidad que desgarra la vida cotidiana,
hiriendo a nuestra sociedad, a nuestras familias y a cada persona en lo
más profundo de su dignidad de hijos de Dios y hermanos". Así comienza
el mensaje de monseñor Cristóbal Ascencio García, obispo de la diócesis
mexicana de Apatzingán, que se difundió recientemene y llegó a la
Agencia Fides. La diócesis, sufragánea de la arquidiócesis de Morelia,
comprende parte del estado de Michoacán, en la parte central del país; y
en los últimos tiempos se ha hecho conocido por la fuerte presencia de
carteles de la droga y la violencia de los enfrentamientos entre bandas
criminales.
"La máquina que destruye la paz sigue funcionando", dijo el obispo,
recordando los violentos sucesos ocurridos en varios municipios. Una de
los más graves es aquel de San José de Chila, que tuvo lugar el 19 de
marzo y que despertó una gran indignación: "Esta comunidad ha sido
víctima de violentos enfrentamientos entre grupos criminales
organizados. Las estructuras de la iglesia y de la casa parroquial
fueron el escenario del enfrentamiento de estos grupos opuestos, dejando
huellas de violencia en todo el edificio, así como de saqueos".
Mons. García denunció que, lamentablemente, la violencia no cesa, "los
enfrentamientos continúan en diferentes comunidades, provocando pánico y
desplazamiento de muchos de sus habitantes. Algunas de estas pequeñas
comunidades han quedado prácticamente sin familias, dentro de un mismo
municipio la gente no puede ir de una comunidad a otra, hay robos de
vehículos con violencia, asesinatos, amenazas e incluso incendios de
casas".
"Creo que estos crímenes y pecados que claman al cielo y que a menudo no
son escuchados por los que deben garantizar la seguridad, deben ser
denunciados", escribió el obispo, citando al profeta Isaías (58, 1), que
habla a la gente para hacerles tomar conciencia de las situaciones,
causadas en gran parte por alejarse de los mandamientos de Dios. "Junto
con la invitación que he hecho y que haré a los creyentes para que vivan
auténticamente nuestra fe y nos hagamos todos instrumentos de paz, hago
un llamado urgente, especialmente a las autoridades, cuya tarea
principal es garantizar las condiciones de seguridad, para que hagan
todos los esfuerzos y utilicen los medios necesarios para que se
garanticen las condiciones de seguridad necesarias y para que estos
acontecimientos no se repitan".
Finalmente, monseñor Cristóbal Ascencio García señaló que espera que, al
final de la Cuaresma, nos dejemos reconciliar por el amor de Dios y
oremos por quienes provocan violencia y muerte. "Agradecido por su
atención a esta denuncia, le pido a Cristo, príncipe de la paz, que haga
pronto realidad para nuestro pueblo la paz y la seguridad que tanto
deseamos".