Chiapas, MÉXICO (Agencia Fides, 25/04/2019) – Hay muchos testimonios de migrantes
centroamericanos que cruzan el sur de México hacia Estados Unidos,
quienes relatan lo que sucedió el martes pasado, 23 de abril, cuando
lograron escapar de la policía, pasar por alambradas y dirigirse hacia
el campo para pasar la noche en los árboles, después de que más de 400
personas habían sido arrestadas en una redada nunca antes vista en el
sur de México.
Uno de los pocos grupos que logró escapar fue el que se había escondido
en la iglesia de Tonalá, en Chiapas. La operación policial prácticamente
ha dispersado la caravana de unos 3 mil migrantes, en su mayoría de
Honduras. Muchos de ellos huyeron a las colinas, otros huyeron a
iglesias o tomaron trenes de carga. Pocos se aventuraron en las calles,
conociendo que docenas de policías que las patrullaban y puntos de
control, los podían capturar. "Nos cazaron" fue la frase que muchos de
ellos informaron cuando buscaban algo para comer en pueblos pequeños en
el sur de México.
Cuando las noticias llegaron a la prensa nacional, el presidente Andrés
Manuel López Obrador no ofreció detalles sobre la operación, pero
reconoció que el gobierno no permite que los migrantes simplemente vayan
"a donde quieran". Negó adoptar una política estricta y declaró que el
control de los migrantes es por su seguridad, porque hay traficantes de
personas infiltradas entre ellos. "No queremos que tengan un pasaje
libre, dijo López Obrador, no solo por razones legales, sino por razones
de seguridad".
El director del Instituto Nacional de Migración (INM), Tonatiuh Guillén,
declaró que era una operación normal y que México ha expulsado a 11,800
migrantes en lo que va del mes. Ahora el país es más selectivo en la
concesión de visas humanitarias, que permiten a los migrantes quedarse y
trabajar en el país. La secretaria del Ministerio del Interior, Olga
Sánchez Cordero, informó que los migrantes arrestados esta semana se
negaron a registrarse para una visa regional, lo que les permitiría
permanecer en el sur del país.
Según la prensa internacional, el presidente de Estados Unidos, Donad
Trump, ha aumentado la presión pública sobre México para que haga algo
más para cortar el flujo de los centroamericanos que cruzan su
territorio. López Obrador reiteró que su gobierno no ha cambiado la
posición con respecto a la política de inmigración: si México ha
expulsado a miles de migrantes en los últimos meses, también ha emitido
más de 15,000 visas humanitarias que les permiten quedarse y trabajar en
el país.
Ante esta situación en el sur de México, la Iglesia Católica está cada
vez más comprometida con estos grupos vulnerables. Así aparece en el
informe realizado por Mons. Alfonso Miranda Guardiola, Obispo Auxiliar
de Monterrey y Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana
(CEM), en la Cámara de Diputados de México el 23 de abril.
Según la información recibida por la Agencia Fides, si al principio la
población de Chiapas se mostró solidaria con las caravanas de migrantes
centroamericanas, que históricamente no era parte de su estilo de vida,
ahora muestra intolerancia hacia el aumento de la población migrante que
vive en sus calles, buscando comida o dinero. El sacerdote Heyman
Vázquez, párroco de Huixtla, municipio en el camino de los migrantes, no
dudó en indicar las razones por las cuales la solidaridad disminuyó:
"Esto se debe a la intensa campaña de discriminación y xenofobia
difundida a través de las redes sociales y los medios de comunicación,
que culpan a los migrantes por la inseguridad en Chiapas ", explicó a
los periódicos locales.
Según la nota enviada a la Agencia Fides, los grupos de migrantes que
logran llegar a la frontera norte de México presentan una nueva
peculiaridad: la enorme cantidad de niños solos. El número de niños
menores de 12 años que intentan cruzar la frontera sin padres o tutores
está aumentando, con más de 8,900 menores no acompañados arrestados en
marzo (en los Estados Unidos), casi el doble en comparación con octubre
de 2018.