Loikaw, MYANMAR (Agencia Fides 01/06/2021) - Con un ataque masivo por sorpresa, con aviones,
helicópteros y artillería pesada, el ejército birmano (Tatmadaw) ha
decidido aplastar toda resistencia en el estado birmano de Kayah, en el
este de Myanmar, habitado por la población de etnia karenni. En el
estado actua la Karenni People's Defence Force, que forma parte de la
People's Defence Force que el pueblo birmano está organizando para
resistir a la represión en todo el territorio nacional de Birmania.
En el estado de Kayah (también llamado estado de Karenni), donde los
cristianos son aproximadamente un tercio de la población total de
300.000 habitantes, se ha producido un nuevo éxodo masivo de desplazados
internos: “Como los soldados están disparando a la gente y saqueando
sus propiedades, aproximadamente un tercio de la población total del
estado de Kayah ha tenido que huir por su propia seguridad”, informa a
la Agencia Fides el padre Paul Tinreh, sacerdote local y coordinador
pastoral de la diócesis católica de Loikaw.
Desde el 31 de mayo, el ejército lleva a cabo un bombardeo constante
sobre Loikaw y Demoso con artillería, helicópteros de combate y
cazabombarderos. “Las ciudades y los pueblos han sido atacados sin
ninguna consideración por la seguridad de los civiles. Muchas personas
necesitan urgentemente alimentos, medicinas y cobijo, ya que está
comenzando la temporada de lluvias, y muchos tienen problemas
estomacales, probablemente debido al agua sucia y al ambiente
antihigiénico”, señala el padre Tinreh. “Además, los militares han
bloqueado las principales carreteras de acceso al estado para impedir
que la población reciba ayuda humanitaria. Son responsables directos de
la muerte de varios inocentes y de las lesiones de muchos. Las acciones
militares son deplorables, deben ser detenidas inmediatamente. La gente
está desesperada”, señala el sacerdote. En Demoso, donde en los últimos
días fueron asesinados dos jóvenes católicos que llevaban alimentos a
los desplazados,
los militares también han asaltado y saqueado la casa parroquial
católica y el convento.
La ciudad de Loikaw también está en plena emergencia. El 29 de mayo,
soldados birmanos mataron a Phrey Reh, de 50 años, un voluntario budista
que colaboraba con el preseminario católico de Loikaw, que fue
registrado violentamente por una patrulla que aterrorizaba a la
población de la zona. El hombre asesinado era un voluntario que ayudaba a
preparar comida para los más de 1.300 desplazados internos que se
habían refugiado en el recinto pre-seminario. “Los sacerdotes no
pudieron hacer nada para evitar que los militares lo mataran. Desde hace
varios días, el ejército sigue haciendo incursiones en los alrededores
del Instituto, el convento y el Hogar de Ancianos”, señala.
Como resultado del intenso bombardeo, informa el sacerdote, 7 parroquias
católicas de la diócesis de Loikaw (las parroquias de Deemoso,
Dongankha, Tananukwe, Donganrao, Domyalay, Kayantharya y Loilemlay)
están ya completamente abandonadas. Allí vivían unas 5.000 familias
católicas con unos 35.000 fieles, ahora todos desplazados. Los 15
sacerdotes, las 24 religiosas, los 39 catequistas y los más de 100
ayudantes voluntarios que realizaban labores pastorales, sociales y
caritativas en esas parroquias están ahora al servicio de los
refugiados, pero la ayuda humanitaria es escasa.
En toda la diócesis de Loikaw la población católica, toda ella de etnia
karenni, incluida la que se encuentra en los campos de refugiados
situados en la frontera entre Myanmar y Tailandia, supera los 91.000
habitantes. El personal eclesial, movilizado para la asistencia en esta
dramática emergencia, está formado por 79 sacerdotes, 6 hermanos
religiosos, 161 religiosas, 214 catequistas, 431 colaboradores laicos,
repartidos en 58 iglesias, 136 capillas, 40 casas del clero y 47
conventos diocesanos. Todas las estructuras católicas, en la medida de
lo posible, se han transformado en refugios para los desplazados
internos.