miércoles, 2 de junio de 2021

El Presidente de las Obras Misionales Pontificias: ayudar a redescubrir el sentido de la misión hoy

CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 02/06/2021) –  Expresando el deseo de que el próximo año sea posible volver a celebrar la Asamblea Anual de forma presencial y no digital, el Presidente de las Obras Misionales Pontificias, Mons. Gianpietro Dal Toso, comenzó su discurso el 1 de junio saludando a los Directores Nacionales conectados desde sus respectivos países, agradeciendo en particular a los que han terminado su mandato y a los que acaban de empezar.
 

El Arzobispo ha realizado un repaso del último año, vivido bajo la pandemia, que ha obligado a los Secretariados Internacionales, a formas diferentes de trabajar evitando visitas y reuniones, mientras que las Direcciones Nacionales también han tenido que adaptarse a la nueva situación, con una mayor presencia en radio, televisión y medios sociales. “En este sentido, os animo a seguir con convicción este camino – ha dicho el Presidente - para encontrar a las personas allí donde están. Está claro que ningún medio social sustituye a los encuentros personales, pero utilizamos los medios para crear contactos”. También hay que destacar la alta participación de las Direcciones Nacionales en los tres webinars que se organizaron en español, francés e inglés, con más de 200 asistentes a este último, y otras reuniones que han tenido lugar en plataformas digitales.
 

A continuación, Mons. Dal Toso ha citado el Fondo de Emergencia Covid creado el año pasado por el Santo Padre en las Obras Misionales Pontificias, que “ha tenido una respuesta importante, tanto porque hemos demostrado la flexibilidad para responder a una grave necesidad del momento, como porque con este fondo hemos apoyado a Iglesias y comunidades locales en graves dificultades”.
 

Tomando como ejemplo el cambio de Secretario General de la Pontificia Unión Misional (PUM), que Pablo VI definió como el alma de las Obras, el Arzobispo ha indicado dos funciones importantes para potenciar la PUM también a nivel local: la promoción de una buena teología, sin la cual nuestro trabajo corre el riesgo de perder su especificidad, y la de información y formación, ya que “promover el conocimiento del mundo misionero y la formación en la conciencia misionera es necesario, hoy como ayer”.
 

El año que hemos pasado también ha servido para recoger las aportaciones de las Direcciones Nacionales sobre la renovación de las OMP, que han puesto de manifiesto la necesidad de una reestructuración para un mejor funcionamiento, así como una mayor presencia de los laicos para la misión, además del deseo de un redescubrimiento o una nueva comprensión del carisma original o de los carismas dentro del nuevo contexto eclesial y cultural. El Arzobispo ha dicho que la cuestión del lugar de las OMP en la relación eclesiológica entre las Iglesias particulares y la Iglesia universal sigue abierta, así como la cuestión de una verdadera comprensión de la misión en los desafíos que plantea la modernidad.
 

De cara al futuro, el Presidente de las OMP ha recordado que en 2022 se celebrarán tres grandes aniversarios, a los que se añadirá un cuarto: 400 años de la fundación de Propaganda fide; 200 años de la fundación de la primera Obra, la Obra de Propagación de la Fe; 100 años de la elevación de las Obras a Obras Pontificias. Además, se celebrará el 150º aniversario del nacimiento del Beato P. Paolo Manna, fundador de la PUM. “Espero que todo esto lleve a la Iglesia a reflexionar sobre el significado de la misión hoy. Pero la Iglesia podrá hacerlo en la medida en que la ayudemos también a redescubrir el sentido de la misión como anuncio del Evangelio”. Estos aniversarios, se celebrarán a nivel local, en lugar de con grandes celebraciones, moviendo de este modo el espíritu misionero. Además, ha continuado el Arzobispo, es muy probable que el año que viene se produzca también la beatificación de Pauline Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe y del Rosario Viviente.
 

Su figura como evangelizadora es moderna al menos por dos aspectos: “Era una mujer laica que en el bautismo encontró la raíz de su propio compromiso en la Iglesia. Era misionera en un mundo descristianizado y necesitado de la salvación en Cristo, del que tuvo una íntima experiencia mística. Era bautizada y misionera: esta es la clave para entender esta figura que también habla al mundo de hoy, donde necesitamos laicos que, gracias a su experiencia personal de Cristo, se conviertan en misioneros para la transformación de los corazones y del mundo”.
 

En la parte final de su discurso, el Presidente se ha detenido en algunas consideraciones prácticas, como la ubicación de la Asamblea General del próximo año, que será en Lyon, donde Jaricot nació y trabajó; luego, sobre el uso de los medios sociales para la recaudación de fondos y el el intercambio de material de animación misionera entre las Direcciones Nacionales.