Adigrat, ETIOPÍA (Agencia Fides 18/06/2021) – “Continúen recopilando información sobre lo
que ocurre en Tigray, informen a la opinión pública a través de sus
medios de comunicación. Insten a la Santa Sede para que, gracias a su
red diplomática, pueda presionar a la comunidad internacional. Que ésta
intervenga de forma más enérgica para poner fin a esta situación”. Este
es el sentido llamamiento lanzado a los misioneros por el p. Mussie
Zerai Yosief, coordinador europeo de los católicos eritreos.
En una reciente entrevista, concedida a la Sociedad de Misiones
Africanas, el sacerdote ha recordado las sanciones impuestas por Estados
Unidos al gobierno etíope, “no es suficiente, hay que exigir que se
detenga la masacre de la población civil, que se abran los corredores
humanitarios y que se desbloqueen los convoyes de ayuda que esperan en
las fronteras de la región de Tigray”, se lee en una nota recibida por
la Agencia Fides.
“La población civil no tiene la culpa en este conflicto: no debe pagar
los pecados de algún partido o del gobierno federal. Es la población más
vulnerable la que está pagando el precio más alto de esta crisis: las
mujeres, los ancianos, los niños - insiste el p. Zerai -. La comunidad
internacional debe crear una comisión de investigación independiente
para investigar lo ocurrido en los últimos meses en la región. Hay que
aclarar quién hizo qué y por qué lo hizo. Que los culpables respondan
ante la ley del derecho internacional de los crímenes cometidos:
violaciones, abusos, torturas, destrucción arbitraria y gratuita de
muchos bienes construidos con años y años de trabajo y sacrificio”.
Desde noviembre de 2020, Tigray está asolado por una guerra civil que ya
ha provocado miles de muertos y cientos de miles de refugiados. “La situación humanitaria es catastrófica, la gente
pasa hambre. Se han destruido muchas infraestructuras. Los
desplazamientos de un lugar a otro no son fáciles. La ayuda humanitaria
no puede llegar a la población”, relata el sacerdote. “Además, con los
hospitales dañados y la falta de medicamentos, la pandemia de Covid,
para la que no está garantizada la atención sanitaria mínima, también se
hace inmanejable. Y luego está la hambruna, la falta de alimentos:
además de la guerra, una invasión de langostas ha devastado la escasa
cosecha que los campesinos habían conseguido cultivar”.
“Se trata de una verdadera catástrofe humanitaria. Cientos de miles de personas están en peligro. Todavía no se ha declarado un alto el fuego, por lo que continúan los disparos, las matanzas y las muertes. Se están filtrando informes de que las masacres se siguen llevando a cabo: una situación muy grave. Los esfuerzos de la población por construir un futuro con su trabajo han sido destruidos, y hemos vuelto al año cero”, concluye el coordinador europeo para los católicos eritreos.