Bamako, MALI (Agencia Fides, 06/08/2021) - ¡¿Qué podemos hacer todos juntos para ayudar a
la hermana Gloria Cecilia Narváez en manos de los secuestradores desde
hace 4 años y 6 meses?!, escribe la canadiense Edith Blais que compartió
5 meses de cautiverio en manos de los yihadistas junto a la religiosa
colombiana de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María
Inmaculada, y que logró escapar en marzo de 2020 del grupo terrorista
GSIM (Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes) que la había
secuestrado en Burkina Faso en diciembre de 2018.
La nota recibida en la Agencia Fides a través del P. Pierluigi Maccalli,
sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas secuestrado por
milicianos yiadistas el 17 de septiembre de 2018 y liberado el 8 de
octubre de 2020, está llena de esperanza y al mismo tiempo de
preocupación por la suerte de la religiosa de la que, después de más de 4
años todavía no hay noticias.
“Compartió conmigo todo lo que tenía”, dice la canadiense. “La hermana
Gloria me ayudó mucho durante mi encierro en el desierto. Es una gran
mujer, profundamente abnegada, y me entristece saber que es precisamente
esta característica la que la llevó a este infierno. Ha dedicado su
vida a ayudar a los demás, yendo a países pobres y peligrosos para
apoyar a las mujeres y cuidar de la salud de niños pequeños que
probablemente no habrían sobrevivido sin esta benevolencia”.
“Me gustaría compartir una historia real, una verdad que
desgraciadamente sigue existiendo hoy en día” - escribe Edith, que ha
querido compartir su breve reflexión para hacer visible a los demás la
realidad de la hermana Gloria. “Estaba trabajando en un orfanato cuando
un grupo de rebeldes irrumpió exigiendo dinero. Por desgracia, las
mujeres que trabajaban allí no tenían lo que buscaban los terroristas,
ya que vivían casi sin nada. Temiendo que los agresores hicieran daño a
sus compañeras, les rogó que la eligieran a ella si querían dañar a una
de ellas, porque era la mayor de las cuatro. La escucharon y escaparon
del orfanato, llevándola con ellos, adentrándose en el desierto en sus
motos. Una travesía que duró varios días y que la marcará para siempre.
La hermana Gloria está profundamente afectada por el síndrome de estrés
postraumático y está sola. El sufrimiento que siente es grande, pero se
mantiene fuerte y no pierde la esperanza. Siempre ha
mantenido su fe en Dios, en la vida, en la humanidad”.
La canadiense concluye su llamamiento instando a seguir “manteniendo
viva la esperanza y la historia de la hermana Gloria Cecilia Narváez,
para que la humanidad piense en ella y la lleve en su corazón, como yo
la llevo en el mío”.