CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 6 de junio de 2019).- Polonia y la Santa Sede celebran el centenario del establecimiento de
relaciones diplomáticas, gracias a la labor del entonces visitador
apostólico y nuncio en ese país, el Arzobispo Achille Ratti, futuro Papa
Pío XI. Con ese motivo el Sustituto para los Asuntos Generales de la
Secretaría de Estado, el arzobispo Edgar Peña Parra ha inaugurado hoy en
la nunciatura apostólica de Varsovia una estatua y un mosaico
dedicados al pontífice, pronunciando un discurso en el que ha recordado
la decisión providencial del Papa Benedicto XV de nombrar a Mons.
Ratti, ya en abril de 1918, visitador apostólico de Polonia.
“Así –ha dicho –pudo conocer el paisaje dramático de Europa del Este,
todavía devastado por la Primera Guerra Mundial y percibir la gran sed
de libertad y el compromiso del pueblo polaco, fundado en el amor por la
Patria y en los valores espirituales transmitidos de generación en
generación junto con la tradición religiosa cristiana. Quizás esta
experiencia fue la fuente de la gran simpatía con la que acompañó el
resurgimiento del Estado polaco después de más de ciento veinte años de
divisiones y ocupaciones por parte de las naciones vecinas”.
El Nuncio Ratti, a pesar de las diversas dificultades relacionadas
con la compleja situación política, las divisiones ideológicas y
sociales, las tendencias anticlericales del gobierno socialista, gozó de
estima como observador atento, dispuesto siempre a señalar las
preocupaciones y a llamar a la clase política a la prudencia en varios
asuntos, como mediador asiduo y amistoso compañero de la Iglesia en
Polonia y de toda la nación.
“En el centenario del establecimiento de las relaciones diplomáticas
entre la Santa Sede y Polonia –agregó el Arzobispo Peña Parra- esperemos
que el ejemplo de Achille Ratti constituya una inspiración constante
para nuestras relaciones presentes y futuras, de modo que siempre nos
una la amistad sólida, comprometida en promover el bien común y
transmitir a las generaciones futuras la fe, el amor y la esperanza”.
El Sustituto para los Asuntos Generales inauguró acto seguido en la Capilla de la Nunciatura un mosaico cuyo título es "Crucifixión y gloria
de los santos", pronunciando unas breves palabras:
“Aquí se manifiesta la communio sanctorum, la comunidad de
nosotros, pecadores que, confiando en la misericordia de Dios, aspiramos
a la santidad, y de aquellos que en la vida han seguido al Señor en el
camino del amor hasta la cruz, aquí está la puerta que conduce a la
gloria del Padre. Aquí vemos, junto con la Virgen, a los santos
confesores y mártires que nacieron en esta tierra polaca y la fecundaron
con su sangre y con las obras de alabanza a Dios y de caridad para los
hombres. Son los faros luminosos de la historia de este pueblo, desde el
principio vinculada a la historia de la Iglesia fundada en Pedro.
Retratados en este mosaico, en la capilla de la Nunciatura Apostólica,
también indican el significado más profundo del servicio diplomático de
los representantes de la Santa Sede en un país cristiano: testimoniar a
Cristo con el compromiso y la santidad”.