San Pablo, BRASIL (Agencia Fides, 04/06/2019) - En los días anteriores a la solemnidad de
Pentecostés, el domingo 9 de junio, se celebra en el hemisferio sur la
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (SOUC). El tema está
inspirado en el libro de Deuteronomio: “Busca la justicia, nada más que
justicia" (ver Dt 16,11-20). Promovida en todo el mundo por el Consejo
Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo
Mundial de Iglesias, la SOUC hace un llamamiento a la celebración de la
justicia basada en la gracia de Dios. “Esta justicia nos desafía a
analizar la complejidad de los problemas de la humanidad para revisar
las relaciones de poder y darse cuenta de que los intereses individuales
de los grupos económicos no pueden situarse por encima de los seres
humanos, la integridad de la Creación y el bienestar de la humanidad”,
explica el texto firmado por los representantes del Consejo Nacional de
Iglesias cristianas (CONIC).
Este año, la SOUC fue preparada por los cristianos de Indonesia,
mientras que en Brasil lo hizo el CONIC del estado de Minas Gerais. En
la carta publicada por CONIC para esta circunstancia, se recuerdan las
roturas de las presas de desechos mineros causadas por “los intereses
económicos de los grupos financieros”. Los representantes de las
Iglesias afirman que es imposible no pensar en las personas, -de las
diferentes tradiciones religiosas y en aquellos que no están vinculados a
las tradiciones religiosas-, que han perdido amigos, familiares y
amigos al romperse la presa de Córrego do Feijão. “Queremos rezar para
que la justicia de la gracia de Dios cubra la justicia humana, que no
siempre garantiza una compensación a los afectados por las acciones de
las grandes corporaciones”. La ruptura de la presa Mina Córrego do
Feijão, en Brumadinho, en la provincia de Belo Horizonte, estado
brasileño de Minas Gerais, que ocurrió el 25 de enero, causó más de 60
muertes y
cientos de personas desaparecidas.
Las intenciones de esta semana incluyen a las familias afectadas por la
minería, personas que dependen del río Doce, el río Paraopeba y el río
São Francisco para su supervivencia: “Estos ríos sufren los efectos de
la exploración minera. Debemos actuar para recuperar los ríos. En
nuestras oraciones recordamos a los pueblos indígenas que también sufren
por esta destrucción y por las innumerables familias campesinas que han
perdido sus campos”.