Seúl, COREA DEL SUR (Agencia Fides, 12/04/2019) - Los obispos de Corea del Sur expresan su
"profundo pesar" por la decisión del Tribunal Constitucional, que
declaró ilegítima la prohibición del aborto contenida en una ley de 1953
y aún vigente. En una sentencia histórica emitida ayer, 11 de abril, la
Corte dictaminó que la prohibición de la interrupción voluntaria del
embarazo vigente en el país es inconstitucional. Según la ley, las
mujeres pueden ser multadas y encarceladas por haber tenido un aborto,
excepto en casos de violación, incesto o riesgos para la salud. El
Tribunal ha dictaminado que la ley debe ser reescrita antes de finales
de 2020.
"La sentencia de la Corte Constitucional niega el derecho fundamental a
la vida del feto, una criatura que no tiene la capacidad de defenderse",
dice una declaración de los obispos coreanos recibida por la Agencia
Fides, firmada por mons. Igino Kim Hee-jung, presidente de la
Conferencia Episcopal. "También asigna la responsabilidad de un embarazo
no deseado solo a las mujeres, eximiendo injustamente a los hombres",
señala el texto.
"El aborto es un pecado, es matar por cualquier razón una vida inocente
en el vientre materno: esta es la enseñanza de la Iglesia católica que
nunca puede justificar tal práctica", se lee en el comunicado. Los
obispos señalan que "la Iglesia católica de la República de Corea
seguirá ofreciendo apoyo y asistencia a las mujeres y hombres que, en la
angustia o en el sufrimiento, se vean obligados a superar la tentación
del aborto, diciendo sí al nacimiento de una vida". Además, se afirma
que "las puertas de la Iglesia permanecen abiertas a las mujeres que
sufren heridas emocionales, espirituales y físicas, y que necesitan
reconciliación y sanación a causa del aborto".
Los obispos confirman que la Iglesia hará todo lo posible para "sostener
y promover la vida" y recuerdan que "proteger la vida desde el momento
de la concepción es responsabilidad de todos los miembros de nuestra
sociedad". Por último, la Iglesia católica en Corea "insta
encarecidamente a los poderes legislativo y ejecutivo del Estado a que
promulguen leyes e instituciones que alienten a las mujeres y a los
hombres, en circunstancias difíciles, a elegir entre la vida y la
muerte", a fin de apoyarlos y evitar la opción del aborto.
En Seúl, tras la sentencia, se registraron dos manifestaciones
diferentes: una por parte de ciudadanos que están en contra de la
prohibición del aborto y que aprecian la sentencia de la Corte; y la
otra por parte de quienes están a favor de mantener la prohibición,
divergencia que ya ha venido provocando un acalorado debate público en
los últimos años.