Ciudad de México, MÉXICO (Agencia Fides, 14/06/2019) – “En los últimos tiempos hemos vivido
situaciones de gran violencia que han sido una verdadera prueba para los
ciudadanos y para muchas familias en diferentes partes del país. Una
situación de la que no vemos el final”. Es lo que escribe la Conferencia
Episcopal de México (CEM) en un comunicado enviado a la Agencia Fides
en el que “con dolor y tristeza, lamenta el asesinato del estudiante de
la Universidad Intercontinental, Hugo Leonardo Avendaño Chávez”. En el
texto, firmado por el secretario general de la CEM, el obispo auxiliar
de Monterrey, monseñor Alfonso Miranda Guardiola, también recuerda a
Norberto Ronquillo, otro joven estudiante que fue secuestrado y
asesinado la semana pasada.
Según la información recopilada por la Agencia Fides, Hugo Leonardo
Avendaño Chávez, de 29 años, asistía a cursos de posgrado en la
Universidad Intercontinental. Fue secuestrado alrededor de las 11.00
horas del 11 de junio mientras iba a la parroquia. Su cuerpo fue
encontrado al día siguiente envuelto en una manta en su camioneta, en el
distrito de Aculco, en el municipio de Iztapalapa. Presentaba signos de
tortura y murió por estrangulamiento. Los familiares lo recuerdan como
un joven devoto que quería dedicar su vida a Dios, estaba feliz y lleno
de vida, con un futuro brillante. Norberto Ronquillo, de 22 años,
también era un joven de Meoqui, estudiante de la Universidad de
Pedregal. Su cuerpo fue encontrado el 10 de junio, una semana después
del ataque, después de que la familia pagara un gran rescate. Él también
fue torturado y estrangulado.
“Estamos viviendo en un clima de grave inseguridad y miedo, -escriben
los obispos en su comunicado-, por lo que una vez más les pedimos a las
autoridades competentes que lidien con esta ola de inseguridad creciente
en nuestro país. Pedimos a nuestros fieles y a la sociedad que no sean
indiferentes al dolor de los demás y que continúen construyendo la paz.
Como Iglesia, rezamos y trabajamos incesantemente por la reconstrucción
del tejido social”.
Los obispos mexicanos aseguran su “cercanía y oración a la familia de
Hugo Leonardo, así como a la de Norberto Ronquillo, y a todas las
familias con una persona secuestrada”, invocando a Santa María de
Guadalupe para “guiar nuestros pasos en el camino de la paz y nos ayude a
reconocernos como hermanos”.