martes, 21 de diciembre de 2021

Navidad solidaria con las víctimas del tifón Odette

Manila, FLIPINAS (Agencia Fides, 20/12/2021) - La Iglesia católica de Filipinas se está movilizando para ayudar a los millones de personas afectadas por el reciente súper tifón "Rai", llamado localmente "Odette", y está preparando una Navidad de plena y profunda solidaridad. "En este tiempo de tragedias como los desastres causados por el tifón Odette en Visayas y Mindanao, necesitamos mantener vivo en nuestra conciencia el espíritu de amor, el espíritu de solidaridad con los que sufren", escribe en un mensaje Mons. Pablo Virgilio David, Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP). La Iglesia ha decidido que los días 25 y 26 de diciembre se vivan como jornadas nacionales de oración por las familias afectadas por el tifón "Odette", según ha comunicado la Conferencia Episcopal a todas las diócesis.
 

El obispo David, que dirige la diócesis de Kalookan, afirma que el Fondo de Solidaridad Alay Kapwa se utilizará para la respuesta de emergencia en las comunidades católicas. "Animamos a todo el mundo a remitir todas las colectas a Cáritas, que se encargará de planificar y ejecutar nuestra respuesta global", añade. "Que esta temporada nos proporcione más oportunidades para realizar actos constantes de Alay Kapwa (auto ofrenda)", afirma.
 

El Secretariado Nacional de Acción Social (NASSA), que es la Cáritas de Filipinas, está movilizando actualmente los esfuerzos de ayuda para las diócesis más devastadas, informa Mons. David, expresando la esperanza de que "respondamos con generosidad".
 

Varias diócesis de las islas Visayas han sufrido graves daños por el tifón Odette. Entre ellas se encuentra la diócesis de Tagbilaran. En una declaración recibida por la Agencia Fides, el obispo Alberto Sy Uy, de la diócesis de Tagbilaran, ha declarado: "Nuestra provincia de Bohol está muy devastada por el supertifón Odette. Según los primeros informes, los techos de las casas y las infraestructuras han sufrido graves daños, incluidas nuestras iglesias y conventos; los cultivos han sido arrancados; las conexiones eléctricas han sido interrumpidas, así como el suministro de agua. El número de posibles víctimas está aún por determinar".
 

Se ha emitido una alerta humanitaria: muchas de las personas afectadas por esta catástrofe se encuentran en condiciones miserables y necesitan desesperadamente alimentos, agua, ropa, refugio temporal y medicamentos. Están confinados en sus ciudades y pueblos, ya que la mayoría de las redes de carreteras están cortadas. Además, las líneas de comunicación son muy difíciles en este momento y la gente tiene dificultades para llegar a las comunidades afectadas.


El obispo Alberto Sy Uy añade: "Dada nuestra grave situación, les pedimos humildemente que hagan donaciones monetarias, incluyendo bienes de diversos tipos. Con un número creciente de víctimas, muertos, heridos y desplazados, necesitamos ayuda urgente. Les pedimos que sigan rezando por nosotros".
 

El Arzobispo de Cebú, Mons. José S. Palma, también ha pedido a todo el mundo que muestren solidaridad concreta con los afectados por el tifón. En algunas parroquias del sur de Cebú, los postes eléctricos y los restos de los árboles siguen tirados en las carreteras. La gente hace largas colas para conseguir agua y gasolina. En el sur de Cebú faltan electricidad y comunicaciones. La mayoría de las familias están afectadas por el tifón: la gente necesita alimentos, agua potable y kits de higiene.
 

El P. Antonio Labiao, Secretario Ejecutivo de Cáritas Filipinas, dice a la Agencia Fides que varias diócesis de las regiones de Visayas y Mindanao (en el sur de Filipinas) están muy afectadas por el tifón y que "necesitan urgentemente refugio, alimentos, agua y medicamentos". Según una primera y rápida evaluación, hasta 10 diócesis han sido devastadas por el tifón. Entre ellas, la archidiócesis de Cebú y las diócesis de Tagbilaran, Maasin y Surigao que están "gravemente dañadas".
 

"Celebremos el nacimiento de Cristo con nuestra caridad, misericordia, compasión y generosidad", ha dicho, dirigiendo el llamamiento a la solidaridad a todos los fieles, para recordar "a las familias y en particular a los niños afectados por el tifón Odette". Ayer, 19 de diciembre, varias diócesis realizaron una colecta especial durante las misas dominicales para aumentar la respuesta de la Iglesia.
 

El Consejo Nacional para la Reducción y Gestión del Riesgo de Desastres (NDRMMC) ha comunicado que más de 1,8 millones de personas se han visto afectadas por Odette. Hasta el 20 de diciembre, la Policía Nacional de Filipinas ha declarado que al menos 208 personas han perdido la vida a causa del tifón Odette. Más de 239 personas resultan heridas, mientras que 52 estan desaparecidas.
 

Según la Cruz Roja filipina, las secuelas del tifón son de "destrucción total" en las zonas costeras, con "casas, hospitales, escuelas y edificios comunitarios destrozados".
 

Odette se intensificó hasta convertirse en un "súper tifón" antes de tocar tierra en la isla de Siargao, en Surigao del Norte, el 16 de diciembre, obligando a una evacuación masiva en las zonas bajas. Con vientos máximos sostenidos de hasta 195 km, el decimoquinto tifón que ha entrado en Filipinas este año ha desplazado a miles de familias y también ha interrumpido las líneas eléctricas y de comunicación.


Los observadores comparan a Odetto con el súper tifón Haiyan, que en 2013 dejó más de 7.300 muertos y desaparecidos.


Filipinas, que figura entre las naciones más vulnerables del mundo a los efectos del cambio climático, sufre una media de 20 tormentas y tifones al año.