Roma, ITALIA (Agencia Fides, 19/02/2019)- "Un hombre bueno y un hombre de Dios que, como el
Señor, pasó a la vida "haciendo el bien, especialmente en su amado
pueblo africano", así describe el rector mayor de los Salesianos, Ángel
Fernández Artime, en una carta a todos sus hermanos y a la Familia
Salesiana en el mundo, al padre Antonio César Fernández, inmediatamente
después de enterarse de la "muy dolorosa noticia" de su asesinato en
Burkina Faso.
En la esquela recibida por la Agencia Fides, el padre Fernández Artime
recuerda que "nuestro hermano misionero salesiano Antonio César
Fernández, fue asesinado el 15 de febrero a las 15:00 hora local, con
tres disparos durante un ataque yihadista a cuarenta kilómetros de la
frontera sur de Burkina Faso. Afortunadamente, otros dos hermanos que
estaban con él sobrevivieron al ataque. Venían de Lomé (Togo), donde
habían celebrado la primera sesión del Capítulo Provincial de la AFO
(Provincia francófona de África Occidental)".
"Queridos hermanos, muchas veces durante el año recibo la noticia de la
muerte de hermanos salesianos por causas naturales. Es parte de la vida y
vendrá por nosotros también. En estos casos damos gracias al Señor por
tantas vidas maravillosas consumidas generosamente", subraya el Rector
Mayor de los Salesianos. "A nuestro hermano Antonio César, en cambio, le
fue arrancada la vida, arrebatada de él sin razón alguna. Un hombre
bueno y un hombre de Dios que, como el Señor, pasó a la vida "haciendo
el bien", especialmente en su amado pueblo africano. Antonio César tenía
72 años, 55 de profesión religiosa y 46 de ordenación sacerdotal. Hace
unos meses lo conocimos en Burkina Faso, en su comunidad de Uagadugú,
donde fue director y párroco… Antonio César se une a muchos otros
mártires de la Iglesia en el mundo de hoy (algunos de ellos salesianos y
miembros de nuestra Familia Salesiana) ".
El padre Fernández Artime concluyó invitando a todos "a dar gracias al
Señor por la maravillosa vida de nuestro hermano don Antonio César. Os
invito también a pedir al padre que ayude a esta humanidad a poner fin a
estas escaladas de violencia que solo hacen el mal. Y quiera el Buen
Dios que su sangre, derramada en suelo africano, sea semilla de
cristianos, fieles seguidores de Jesús y de jóvenes vocaciones al
servicio del Reino. Descansa en paz, querido César".