Formosa, ARGENTINA (Agencia Fides, 26/02/2019) - "Ser misionero es una vocación, una llamada y
una elección" dijo a la Agencia Fides mons. José Vicente Conejero
Gallego, quien llegó como misionero a la diócesis argentina de Formosa
en 1976, de la que es obispo desde 1997. El prelado subrayó que
"Jesucristo es el enviado del Padre, el misionero por excelencia,
enviado para llevar a cabo una misión. Jesús es enviado para llevar a
cabo la salvación y la reconciliación de los hombres con Dios y el nuevo
pacto".
"Después de Jesús, María, en el texto de la Visitación, después de haber
dicho su sí a Dios y de tener a Cristo en su seno, es movida por el
Espíritu Santo a ir a proclamar la misericordia de Dios, el cumplimiento
de sus promesas, y a dar una ayuda solícita, como dice San Ambrosio, a
su anciana prima Isabel. De este modo, trae el anuncio de la buena nueva
del Señor y el servicio concreto a su hermano", añadió mons. Conejero.
El obispo de Formosa reiteró a Fides que "Pablo es el misionero y el
apóstol por excelencia, cuando comienza la Carta a los Romanos, se dice
servidor de Jesucristo, elegido y llamado a predicar y anunciar la Buena
Nueva". A partir de estos testimonios, mons. José Vicente Conejero
Gallego destacó que "ser misionero es ser como Jesús, ungido y enviado
para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios. Ciertamente, unidos a la
Iglesia, que envía y realiza esta misión a través de personas
concretas. En resumen, ser misionero es ser enviado, elegido, convocado,
para llevar a los hombres la alegría de la Buena Nueva de Jesús,
amándolos, sirviéndolos y gastándose por ellos".
Para el obispo, el mes extraordinario misionero de octubre de 2019
representa una oportunidad para "animar a toda la Iglesia, que por su
naturaleza es misionera, como dice el decreto ad gentes". De aquí se
desprende que "el objetivo fundamental de este mes es sensibilizar a
toda la comunidad eclesial, a todo el Pueblo de Dios, a todos los
bautizados, como dice el lema, bautizados y enviados". Por último, mons.
José Vicente Conejero Gallego espera que "en las Iglesias particulares,
todos podamos tomar conciencia de que somos misioneros por naturaleza y
que, por tanto, habrá un mayor impulso misionero en toda la Iglesia
para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios y construir la Iglesia,
en diálogo con las culturas y los pueblos, para que podamos avanzar en
la construcción de la única familia humana".