Texto del discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en la Audiencia:
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LA DELEGACIÓN DE LA "APOSTOLIKÌ DIAKONIA" DE LA IGLESIA DE GRECIA
A LA DELEGACIÓN DE LA "APOSTOLIKÌ DIAKONIA" DE LA IGLESIA DE GRECIA
Sala de los Papas
Lunes, 25 de febrero de 2019
Lunes, 25 de febrero de 2019
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Con especial alegría os doy la bienvenida y os agradezco vuestra
visita; en particular, estoy agradecido al obispo Agathanghelos.
Inmediatamente le pido un favor: que transmita, a vuestro regreso a
Atenas, mis cordiales y fraternos saludos a Su Beatitud Ieronymos II,
que hace unos días, el 16 de febrero, celebró el undécimo aniversario de
su entronización. Ruego al Padre, de quien desciende toda dádiva buena y
todo don perfecto (cf. St 1, 17) que le conceda salud, serenidad y
alegría espiritual. También le pido, a través de la intercesión del
apóstol Pablo, que predicó el Evangelio en Grecia y llevó a cumplimiento
su testimonio hasta el martirio aquí en Roma, que colme de gracia al
amado pueblo griego.
La colaboración entre Apostolikì Diakonia y Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos dura desde hace más de quince
años, en los que han visto la luz muchos proyectos culturales y
educativos dignos de elogio. Es un buen ejemplo de lo fructuoso que es
que católicos y ortodoxos trabajen juntos. En el camino recorrido,
quienes organizaron las iniciativas y quienes se han beneficiado de
ellas, principalmente los jóvenes estudiantes de nuestras Iglesias, han
experimentado que lo que tenemos en común es mucho más que lo que nos
mantiene alejados. Hacer juntos ayuda a redescubrirse hermanos. Los
jóvenes nos enseñan a no permanecer prisioneros de las diferencias, sino
a encender el deseo de caminar juntos, soñando con superar las
dificultades que impiden la plena comunión. Depende de nosotros
continuar caminando juntos, haciendo juntos, para redescubrirnos
hermanos. Paso a paso, en las cosas que hacemos, podemos vislumbrar, con
la ayuda de Dios, su presencia de amor que nos une en una comunión cada
vez más fuerte. Me gustaría, pues, pedir con vosotros la gracia de
caminar así: no cada uno por su senda, persiguiendo sus propias metas,
como si el otro fuera solo uno que la historia ha puesto a mi lado, sino
como hermanos que la Providencia ha hecho que se encontraran y que
avanzasen juntos hacia el único Señor, llevando los unos los pesos de
los otros, alegrándose los unos por los pasos de los otros. Agradezco a
Apostolikì Diakonia el trayecto realizado en este camino y aseguro el apoyo de la Iglesia Católica para la continuación del recorrido.
La pastoral familiar es otro campo fecundo de colaboración entre
ortodoxos y católicos, un campo que requiere ser cultivado con pasión y
urgencia. En esta época, caracterizada por cambios muy rápidos en la
sociedad, que repercuten en una creciente fragilidad interior, las
familias cristianas, no obstante pertenezcan a diferentes áreas
geográficas y culturales, se ven afectadas por muchos desafíos
similares. Y nosotros estamos llamados a estar cerca de ellas, a ayudar a
las familias a redescubrir el don del matrimonio y la belleza de
custodiar el amor, que se renueva cada día en un intercambio sincero y
paciente y en la fuerza humilde de la oración. Estamos llamados a estar
cerca también allí donde la vida familiar no se desarrolla según la
plenitud del ideal evangélico y no se lleva a cabo en la paz y la
alegría (ver Exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia,
5). Juntos, por lo tanto, respetando las respectivas tradiciones
espirituales, podemos colaborar activamente para promover, en diversos
contextos nacionales e internacionales, actividades y propuestas que
conciernen a las familias y a los valores familiares.
Renuevo mi gratitud por vuestra visita y ruego al Señor que os colme
con sus bendiciones. Os pido, por favor, que me reservéis un lugar en
vuestra oración. Gracias.
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