Cox's Bazar, BANGLADESH (Agencia Fides, 19/02/2019) - Es urgente que la comunidad internacional
se comprometa a encontrar una solución diplomática a la crisis de los
refugiados Rohingya que huyeron de Myanmar a Bangladesh. Esto es lo que
pide la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC) después de
que una delegación de 40 representantes de la Iglesia Católica de once
países de Asia visitara en los últimos días los campos de refugiados de
los Rohingya en Bangladesh, en la localidad de Cox's Bazar, en el
distrito de Chattogram, en la frontera entre Bangladesh y Myanmar. Como
la Agencia Fides lo pudo conocer, la visita fue programada dentro de la
conferencia internacional enfocada en dos temas principales: el tema de
los refugiados y la energía renovable, analizados en el contexto
asiático. La iniciativa se llevó a cabo del 11 al 17 de febrero en Cox's
Bazar por la Oficina de Desarrollo Humano (ODH) de la FABC en
colaboración con la Comisión Episcopal de Justicia y
Paz de la Conferencia Episcopal de Bangladesh (CBCB, por sus siglas en
inglés) y la Red de Justicia y Paz en Asia y el Pacífico (APJPWN, por
sus siglas en inglés).
Durante la conferencia, los delegados tuvieron la oportunidad de visitar
a las personas desplazadas de los Rohingya en Kutupalong, Ukhia, Cox's
Bazar, de interactuar con algunos de ellos y de escuchar sus problemas y
preocupaciones. "La comunidad internacional está llamada a unirse en
una sola voz para ayudar a los refugiados Rohingya y encontrar una
solución a esta crisis", dijo el obispo Allwyn D'Silva, auxiliar de la
Arquidiócesis de Bombay y secretario ejecutivo de la Oficina de
Desarrollo Humano y Cambio Climático de la FABC.
"En unidad espiritual con el papa Francisco, que se reunió con 16
representantes de la comunidad Rohingya el 1 de diciembre de 2017,
nosotros también nos sentimos profundamente conmovidos por sus historias
y recordamos lo que dijo el papa: No cerremos nuestros corazones, no
miremos para otro lado. La presencia de Dios, hoy, también se llama
Rohingya", rememoró el obispo D'Silva.
"En esta visita, reconocimos la actitud de bienvenida del pueblo y del
gobierno de Bangladesh que abrió las puertas y los corazones a los
Rohingya.
Agradecemos su cooperación con muchas personas de buena
voluntad para responder a las necesidades inmediatas de los Rohingya
desplazados. También vemos con beneplácito la generosa y profesional
ayuda que la Iglesia católica de Bangladesh, a través de Caritas, presta
a los refugiados Rohingya, con el apoyo de la red internacional de
Caritas, junto con otras organizaciones religiosas, organismos de las
Naciones Unidas y ONG", agregó el obispo.
"Somos conscientes de los problemas y obstáculos que plantea el
alojamiento temporal de los desplazados Rohingya, así como de las
dificultades que se plantean a las autoridades para responder con
prontitud y eficiencia a las necesidades humanitarias, dada la magnitud
de la afluencia masiva de personas. Nos preocupa especialmente la
vulnerabilidad de muchas mujeres y niños y comprendemos las numerosas
dificultades que afrontan las comunidades anfitrionas", señaló el
prelado.
"No podemos dejar de expresar nuestra profunda solidaridad con los
refugiados Rohingya. La comunidad mundial debe actuar unida para
ayudarlos", añadió, por su parte, el padre Charles Irudayam, delegado de
la India.
Más de 740.000 Rohingya huyeron de Myanmar hacia el vecino Bangladesh
tras la violencia registrada en el estado birmano de Rakhine, donde
residían, en 2016 y 2017.